El domingo marcharemos nuevamente en el País miles de personas que vemos las consecuencias que tendrá el Plan B del Presidente AMLO que busca debilitar al INE para que sea el gobierno, – como en las peores épocas del PRI, hoy MORENA el partido hegemónico-, el que controle las elecciones. Aunque todavía queda la posibilidad de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación quien eche abajo la pretensión de AMLO de controlar y debilitar al INE. Ojalá se hubiera acordado entre las fuerzas políticas la reforma electoral, que algunas cosas buenas tenía, como la reducción de las prerrogativas electorales, la desaparición de los organismos electorales estatales, la reducción de diputados y senadores.
Hoy veo un escenario complicado para el País si se concreta el Plan “B” del Presidente. Sin recursos para organizar elecciones, con el control presupuestal que estrangule al organismo, regresaremos a los años en que el PRI controlaba todo. Costó décadas a la izquierda mexicana la independencia del IFE Instituto Federal Electoral, para evitar que el gobierno federal organizara las elecciones y controlara el padrón electoral. Me refiero a la histórica lucha de la izquierda por tener un organismo electoral, ya no controlado por el gobierno y al riesgo que tiene que el País, -ya controlado por el ejército y el narcotráfico-, que esté ahora controlado presupuestalmente desde la Secretaría de Gobernación.
El INE es completamente confiable. A la fecha, AMLO no ha podido acreditar una sola prueba de lo que afirma sobre el INE como árbitro electoral, en el sentido de fuera parcial. Los resultados electorales son confiables y reflejan completamente la voluntad popular. El discurso de AMLO es tramposo; es una estrategia política que le ha resultado, pues no puede probar sus afirmaciones. De concretarse el Plan B de AMLO, la reducción drástica de los recursos para organizar bien las elecciones, incrementará la probabilidad de impugnaciones y violaciones a la ley
Los organismos independientes dieron contrapesos al Poder Ejecutivo en los últimos años y el INE garantizaron elecciones limpias, tanto, que la victoria de AMLO surge de un proceso democrático organizado por el INE. Si el País, el pueblo, pierde la independencia del organismo electoral, no tendremos futuro. No reconozco a AMLO, hoy convertido en productor diario de odios desde el poder presidencial. No hay argumento para que este maravilloso País tenga como futuro el control absoluto del poder en un grupo político. No veo argumentos, más que la perpetuación de MORENA, el nuevo grupo de poder, -que repartiendo como lo hicieron los priistas por décadas-, compre las voluntades del pueblo pobre, repartiendo treinta millones de dádivas que no construyen capacidades organizativas.
En la historia de México, los episodios más traumáticos y dolorosos, como las guerras internas, se dieron precisamente en la división entre hermanos, donde todos perdimos. Por eso, solamente con instituciones autónomas, con árbitros independientes en las elecciones, es como el País tendrá viabilidad para su futuro. Construyeron un sistema político que durará décadas. Son invencibles. Teniendo a su lado el poder del ejército y el del narcotráfico, no tienen oposición en un País que requiere que aprendamos a estudiar, a superarnos y a emprender.
AMLO nos ha escupido muchos calificativos a quienes marcharemos e domingo; recibo con gusto los odios, ofensas, amenazas e insultos que lanza contra quienes participaremos en la marcha. No hay en la vida otra manera de convivir, que entender la diversidad que tenemos desde nuestro origen. Las y los mexicanos provenimos de una construcción compleja que nos hace ser un mosaico de esperanzas. Estoy seguro, AMLO no es eterno. Tendremos en el 2024 una o nuevo líder, aún surgido de MORENA, que hará de lado el discurso del odio y la división y lograrán que nuestra descendencia, vea un País plural, próspero y justo, donde quepamos todos.
