El Presidente AMLO tiene todavía un gran activo político entre los paisanos más pobres. Regalar dinero público, estrategia priista por definición, construye sin duda, historias y popularidades. Así por décadas se hizo en la aceitada maquinaria del “Ogro filantrópico” (como definía Octavio Paz al sistema priista). Nada más efectivo que dar dádivas para mítines, campañas y elecciones. Meterle dinero al consumo y no a la inversión, hace popular a cualquiera. Construir en concordia, sumando a los distintos, es lo más complejo y es al final, la única estrategia que ha sido exitosa en la historia de la humanidad para levantar a los pueblos de la destrucción.
Por eso soy uno de esos arrepentidos que por décadas participó activamente en el movimiento que encabeza AMLO, pues desde la opción de vida siempre de lado del pueblo, es al final, el testimonio el que cuenta, no los discursos. Por eso, decepcionado, veo cómo Andrés Manuel continúa en su estrategia de lanzar odios a todas horas y de mentir sistemáticamente sobre datos de la realidad nacional. Pero en uno de los que miente sin rubor, es sobre los recursos públicos no destinados ya a la prevención y atención de los jóvenes que han sido tocados por el crimen y las drogas, pues el gobierno federal no solo desapareció fideicomisos de ciencia y tecnología, o de cultura, o de turismo, sino también, los orientados a la prevención del delito y atención a los jóvenes.
Esta semana, afirmó en su conferencia mañanera, que la violencia y homicidios en Guanajuato se deben al alto consumo de sustancias adictivas entre su población. Esta afirmación es parcialmente cierta, pues el apego a las adicciones es un reflejo, sí, de un sistema económico que abre brechas entre ricos y pobres, pero que, en su atención, requiere una potente política pública junto con la sociedad y las empresas. Y aquí, es donde miente nuestro Presidente, porque ha cortado completamente, entre muchos proyectos, los recursos para prevención y atención de adicciones.
De la cuenta pública de Guanajuato y del PEF de este sexenio, se puede confirmar (para mí ha sido muy útil el haber creado la Maestría en Contabilidad Gubernamental, pues es un laboratorio natural de análisis de las finanzas) que las transferencias de la Federación (el dinero que generamos con nuestro esfuerzo los guanajuatenses y que toma el gobierno federal por medio del ISR) han sido recortadas sistemáticamente desde el 2019. Es decir, que el dinero que nos regresan para atención a adicciones y prevención del delito, prácticamente desapareció.
Guanajuato tiene el mejor sistema de salud del País. Por indicadores, por transparencia, por eficiencia presupuestal, por cobertura, por satisfacción de pacientes. Aún con los recortes presupuestales que nos ha hecho el gobierno del Presidente AMLO, el trabajo del sindicato y el ISAPEG ha sido formidable. No habernos afiliado al maltrecho programa federal del INSABI fue la clave para el éxito de nuestro sistema estatal. Por eso, el secretario de salud del estado, Daniel Díaz Martínez respondió esta semana, que la declaración de AMLO ‘pone el dedo en la llaga’, pues el gobierno federal sólo aporta cínicamente, 5 millones de pesos al año para la atención de esta problemática. Con una población de 6 millones 166 mil habitantes, de acuerdo al último censo realizado por INEGI, las migajas que nos devuelve la federación como resultado de nuestros impuestos, representa un presupuesto aproximado de 0.81 centavos por cada habitante, para atención de adicciones.
Por eso, digo que lo que hace el Presidente en muchos aspectos de la inversión como infraestructura, salud, adicciones, cultura, ciencia y tecnología, es solo el reflejo de una visión torpe que se refleja en el nulo crecimiento económico del País. Quien prometió 6% de crecimiento del PIB, tendrá con los “números duros” que da la historia no solo el sexenio más sangriento y de recesión, sino la omisión de invertir, como lo sabemos quienes trabajamos con ellos, en una población que no le da votos, como los jóvenes con adicciones.
