Se acostumbra decir que un Plan B es tener una alternativa cuando el Plan A, el original, no funciona. Las personas y las organizaciones, deberíamos siempre, tener este plan alternativo y esto es bueno. Pensando así, el presidente AMLO, después de verse derrotado el año pasado, cuando por presión ciudadana, su propuesta de Reforma Constitucional fue rechazada en el Congreso, planteó su Plan B electoral. Él quiere poder controlar desde la Secretaría de Gobernación al INE, al Instituto Nacional Electoral, desapareciéndolo para crear un organismo nuevo, que le queda cómodo. Obsesionado por creer que fue objeto de fraudes electorales y que nunca ha podido probar, planteó a sus partidos políticos, MORENA y sus aliados, el lanzar precisamente, un Plan B para reformar el sistema electoral mexicano.
Por ello, esa semana se dio un nuevo choque entre el Presidente y los Consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE). AMLO estalló con motivo de las controversias anunciadas en contra de las reformas electorales que plantea y que tienen en mi opinión cosas buenas, pero también malas. AMLO impone la agenda nacional desde su particular modo de ver el mundo, donde él y sólo él, pretende controlar a las instituciones nacionales y lanzarlas contra sus enemigos, contra todos quienes piensan diferente de él. Y esto lo transmite a sus seguidores. Pone la mira y solo espera que alguien de tantos millones, dispare el gatillo contra sus adversarios, ya periodistas, ya profesionistas, ya empresarios.
Las diferencias por el objetivo y consecuencias de las reformas legales aprobadas en diciembre por Morena-PT-PVEM salieron a flote cuando el Presidente criticó acremente al INE por el informe que acaba de hacer público sobre los impactos negativos del plan B en el sistema electoral mexicano. AMLO descalifica historias de éxito como lo alcanzado por el IFE y el INE, donde gracias al árbitro imparcial y a los resultados garantizados, MORENA y sus aliados, gobiernan hoy el País.
Es bueno que la propuesta de AMLO reduzca los sueldos de funcionarios del INE; es bueno que quiera el voto de mexicanos en el extranjero (solo que serían controlados en los Estados Unidos por el gobierno federal con solo presentar la Matrícula Consular), pero es malo, porque estrangula los recursos para organizar elecciones y permite que funcionarios públicos del gobierno puedan hacer campaña. De aprobarse, El INE advierte posible nulidad de elecciones en el 2024
Los peligros derivados de las reformas a seis leyes y las modificaciones que ello implica en la estructura orgánica del INE y los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLE), es el de la calidad técnica de los procesos electorales. Las reformas provocarían un inédito conflicto electoral, lo que generaría condiciones para una probable anulación de las elecciones presidenciales de 2024, en las que también se renovarán las dos Cámaras del Congreso, ocho gubernaturas y la jefatura de gobierno de la Ciudad de México.
Preveo en cualquier escenario, una elección muy complicada en lo electoral en el 2024. No en los resultados, que, en mi opinión, son predecibles (la victoria contundente del presidente AMLO y su candidata presidencial), sino en que el mismo gobierno impugnará la elección en aquellos casos en los que haya perdido. La falta de recursos para el INE en la organización, provocará que se puedan abrir, como nunca antes, causales de nulidad. Y una elección que es anulada, que es la última garantía de que una elección siga siendo democrática, es lo peor que nos puede pasar. Una elección anulada es una elección fracasada que tiene que volver a hacerse. Y creo que por responsabilidad no tenemos que llegar a ese extremo.
En los regímenes autoritarios, el control del órgano electoral es fundamental. En México, solo el Senado y la Suprema Corte de Justicia podrían frenar el Plan B del Presidente para preservar la autonomía y la operación del INE y por tanto, de nuestra democracia. Me duele y apena todo lo que escupe el Presidente al calificar, amenazar y agredir a los Consejeros Electorales del INE, pues al final del día, ellos deben ser personas que no se dobleguen ante el poder.
Opino que el presidente AMLO debería concentrarse en gobernar y no en seguir atacando a la autoridad electoral. Ni el IFE ni el INE han cometido fraudes. AMLO nunca ha podido documentar violaciones electorales a la Constitución. Lo que él quiere, es el control del órgano electoral y esto es algo que la ciudadanía no debe permitir. En este maravilloso País, dividido entre dos bandos; polarizado por los discursos de odio del Presidente, nos queda la obligación de oponernos al Plan B del Presidente.
