En México, la escasa cultura de participar en procesos democráticos tiene correlación con nuestro bajo nivel educativo; pero ahora, en los núcleos urbanos de las grandes ciudades, se da paulatinamente un número importante de ciudadanos que acuden a las convocatorias.
La Ciudad de México y Guadalajara, son las que tiene porcentajes más altos, dada su escolaridad y cultura política. Aun así, la consulta del revocatorio del Presidente de la República a nivel nacional, tuvo porcentajes de votación menores al 20% de la lista nominal de electores. Pero hay otros ejercicios que deberían despertar más nuestro interés.
Esta semana, concluyó el ejercicio del “presupuesto participativo”, etapa innovadora en el estilo de gobernar en León: de los siete mil y feria de millones de presupuesto, la administración municipal destinó 200 para este proceso de consulta ciudadana, esto es, una estrategia en la que el pueblo pudo opinar sobre la asignación de los recursos financieros municipales en las 7 delegaciones que tenemos. Y aunque tiene poca participación, hay mucho que aprender de este, el segundo ejercicio.
Este mecanismo para los ciudadanos, es democracia directa y en mi opinión, es una buena intención que tiene el Ayuntamiento, nuestros representantes populares, para escuchar a la ciudadanía en una votación, a donde acude como ejercicio de democracia participativa. En la página donde se registran los proyectos, hay buenas ideas y aunque no tienen propiamente un estudio de factibilidad, el monto asignado, permite aplicarlo a lo que la gente quiere, a pesar de que la participación es realmente muy reducida. Por ello, no podemos todavía esperar alta participación en procesos participativos como este en la ciudad, pero estos paulatinamente se incrementarán en la misma medida en que se prueben nuevos medios para participar.
Es bueno que, además, se transparente el ejercicio que hace el gobierno municipal, pues en la plataforma, la ciudadanía ha registrado parques, arreglo de vialidades, espacios deportivos, arreglo de escuelas, bacheo, iluminación, entre otros. Aunque es poco 200 millones, esto se debe a que León tiene un castigo de cuatro años sin inversión federal y sostiene obras solo con la participación estatal y los ingresos municipales, que, aunque reducidos, permiten que esta ciudad tenga inversión pública y se dinamice la economía.
Veremos en los próximos años, -así como Guadalajara y Monterrey han logrado, “distritar”- a León concretar la posibilidad de que tengamos “delegados” propuestos por la ciudadanía, para coordinar las iniciativas de inversión y administrar las realidades de las zonas tan diversas de nuestro querido León. Esto permitiría en una ciudad que alcanzará los 2 millones de habitantes mientras se acerca a la celebración de sus 450 años, a que esté más viva, en la medida en que las y los leoneses exijamos, nos comprometamos y participemos.
La ciudad tiene cantidad de desafíos que se pueden alcanzar si se encuentra la forma de que la ciudadanía sea involucrada, pues actualmente, los Consejos de la ciudad tienen una total sobre representación empresarial, sin presencia del pueblo, de las mayorías, que nunca han tenido acceso a esos espacios de decisión, ya sea para planear, para hacer obra pública o para administrar nuestra Feria.
Para seguir construyendo estas innovaciones, se requeriría ir por más: realizar una consulta popular sobre algún tema crucial para León como el agua; levantar una plataforma para seleccionar como funcionarios a quien la ciudadanía proponga; digitalizar un sistema de sondeo ciudadano; meter a sondeo a quienes coordinen los 7 distritos; sondear nombres a espacios públicos como calles y bibliotecas; todo, en una manera diferente de tomar decisiones. Requerimos una manera distinta de tomar decisiones pensando todo “desde abajo hacia arriba”, no al revés. La democracia participativa nos debe llevar pronto, en León, incluso a decidir sobre los grandes proyectos de la ciudad en una manera diferente de gobernar.
