Es impresionante el alcance que puede lograr un video en internet, pero más sorprendente es conocer cómo algunas personas pueden aprovechar la situación para justificar su ignorancia queriendo usar como estandarte otras causas. Esto es una extensión de la columna pasada, sobre LE COMPAÑERE (https://www.am.com.mx/hidalgo/opinion/No-binario-20210827-0014.html)

Tras la conversación sobre los pronombres neutros, en el internet se empezó a discutir sobre “la verdadera inclusión”, pues para algunas personas, sobre todo quienes tienen una postura de ataque hacia la diversidad sexual y todo lo que salga de la norma hetero-patriarcal, decían que ser incluyente no debería ser hablar con “e”, sino aprender lengua de señas y escritura braille.

El lenguaje incluyente no se trata de usar una vocal en específico en todo, sino de saberse dirigir a quien así lo SOLICITE, sin ocupar pronombres masculinos o femeninos de manera exclusiva. Por otra parte, hablar de lengua de señas o braille como forma de inclusión, es un discurso limitado y que ignora que existe una transeccionalidad en cada individuo. Una persona no es sólo LGBT+ o alguien con una o varias discapacidades, hay más aspectos en cada uno que puede ponernos en una situación de desventaja ante la mayoría.

Pensar que sabiendo las señas con las que se comunican las personas con sordera o la escritura que leen las personas con ceguera, con ello ya se logró la inclusión social, estamos equivocados. Alguien que vive con una discapacidad, cualquiera que se trate, puede ser también homosexual, trans, bi o de género fluido. Así como les hay blancos, pobres, de diferente nacionalidad, edad, nivel educativo.

El ser incluyente debe verse como la acción de integrar a cada persona en un ambiente cómo y seguro a partir de su identidad y sus características particulares, y eso se logra a partir del respeto, la empatía y la concientización. Posiblemente quienes replican las imágenes donde dicen, que es y que no es ser incluyente, no han intentado nada de ello, o incluso pueden llegar a ser igual de insensibles ante la discapacidad.

Pareciera que la sociedad es complicada, pero no es así, es compleja y diversa, sólo que históricamente sólo se escuchaba la voz de los más privilegiados, no se oían ni susurros de los grupos minoritarios que a través del activismo se han hecho presentes en la actualidad, logrando ser vistos, reconocidos y respetados.

No se trata de elegir si eres incluyente con las personas con discapacidad o con la comunidad LGBT+, se puede tener empatía con ambas causas, porque no se puede hablar de inclusión queriendo invalidar a terceros. Cuando se quiere luchar contra la discriminación, no hay selección, se aprende a darle respeto a cada persona, según su contexto.

ACLARACIÓN                                                     
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.

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