Dicen los que vieron que entre algunos aplausos entró Renato Ibarra a la cancha del Azteca enfundado nuevamente en uniforme americanista para concluir el partido contra los Xolos. Mucho mayor entusiasmo recibió el ecuatoriano por parte de la afición luego de anotar para dar el triunfo a su equipo que hace poco más de un año lo separó debido a las acusaciones en su contra por tentativa de aborto y feminicidio, así como por violencia familiar, después que golpeó a su pareja Lucely Chalá, quien estaba embarazada; incluso por ello el jugador pisó el Reclusorio Oriente.
Borrón y cuenta nueva, dijeron en Coapa y lo hizo también Lucely. Ellos y ella sabrán; pues cada quién, diría mi madre.
Los mismos que vieron el partido narran que gran parte de la afición vitoreaba con fervor a Ibarra. La memoria es corta y selectiva, podría decirse, pero no aquí, el público recuerda y recuerda bien: “¡Como si fuera tu vieja!”, gritaron hombres entre risas en la tribuna del estadio. El desparpajo machista, nada nuevo, ni en el futbol ni en este país.
GOLPE DE AUTORIDAD. Así cabeceó su portada de este lunes el suplemento deportivo Cancha, del diario Reforma, con la imagen del americanista, eufórico. Los editores saben lo que hacen (casi siempre). Insensible el recurso, lo menos.
Renato acaparó más portadas. El morbo y el gusto del respetable (o tal vez no tanto) por las historias de heroica redención deportiva motivó los titulares: ¡Así sí! ¡Renació! Entre líneas: qué hombre tan admirable, miren que volver así, triunfador, luego del trago tan amargo que pasó por haber golpeado a una mujer. ¡Bah!, minucias. A festejar, que hoy ganó el “Ame”.
Así las cosas.
EL PASO DE GRACE
La madrugada del sábado nos despertó Grace, el huracán que llegó a Hidalgo poco después de la medianoche cuyas lluvias y ventarrones no cesaron hasta alrededor del mediodía. En Pachuca hubo daños menores (según perspectivas), principalmente árboles caídos e inundaciones de las que tenemos a cada rato en los sitios de costumbre.
Habitantes en colonias y fraccionamientos de riesgo tuvieron a bien prevenir, por lo que se pusieron a destapar desagües, drenes y coladeras porque históricamente autoridades nomás los dejan a la deriva en época de lluvias cuando se les inunda hasta el baño.
Peor les fue a otros municipios como Metztitlán, donde el río se desbordó y bloqueó la circulación tanto vehicular como peatonal. Al interior del estado menudearon los deslaves, caminos bloqueados, aumento en caudales e incluso algunas personas tuvieron que dejar sus viviendas y ser trasladas a algún albergue cercano, otras consiguieron resguardo con amigos y familiares en sitios más seguros.
Al final el huracán dejó Hidalgo ya convertido nuevamente en tormenta tropical sin haber causado ninguna víctima mortal que, para como estamos, ya es ganancia.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.
