Las personas sensibles suelen esperar mucho de los demás, se cuestionan constantemente si hacen algo mal, se juzgan muy duro y se exigen mucho. Siempre están en estado de alerta porque creen que fallan constantemente, todo les afecta incluso al grado de estallar en llanto.
Además, suelen ser creativas, artísticas y con mucha iniciativa.
Piensan siempre en por qué todo está en su contra, cuando en la realidad solo es una percepción de la mente porque les duele el rechazo y en lugar de mirar hacia otro lado observan más a la gente que no es como ellas. También son agradecidas y educadas porque dan mucho constantemente y les duele no ser correspondidas o valoradas.
No es una enfermedad, es solamente un rasgo de carácter que habla sobre tu precepción del mundo, de las situaciones y las personas. Solo debes ser consciente para encauzarlo a tu vivir diario, podrías considerarlo, solo si tu quieres, como un regalo, un don, porque todo lo que negamos se hace más fuerte y se vuelve en tu contra.
Acepta tu sensibilidad así tal cual, sin anestesia, sin justificaciones y mucho menos tratando de resolver por qué naciste así.
Analiza cuánto te afecta tu alta sensibilidad, qué caminos te causan incomodidad y cuándo sucede todo esto. Identifica tus emociones. Si estás en momentos de mucho estrés, bajo presión o si te sientes cansado, incluso si solo tienes hambre o sed, para que todo lo anterior no afecte tu interior.
Necesitas aprender a decir no y poner límites, porque normalmente una de las características de esa cualidad está absorber demasiada información, te saturas al grado que te bloqueas. Por eso, saber decir “no” te permite expresarte, evaluar la real situación, llegar a la contención de ti mismo y reponerte para volver cada vez más fuerte.
Te recomiendo que busques un lugar, un momento, donde no llegue a ti ninguna información sensorial. Es decir: desconéctate. Trabaja la meditación, la respiración, practica yoga, pinta, canta, baila, busca participar en una obra de arte.
Lo más importante: no idealices a nadie, no te desvalorices ante gente pasiva agresiva. Son abusadores, navegan con bandera de “buenitas” personas, fingen ser amigables, se creen muy inteligentes, pero son criticones en silencio.
Son personas frustradas que buscan intimidar, amenazar, ya que su propósito es descargar sus problemas en ti o culparte por ellos.
Dependiendo de la situación, mándalos por un tubo. No tienes que comprender sus defectos de carácter ni sus problemas existenciales. No te devalúes, todos tienen defectos y virtudes, pero créeme, no son más ni menos que tú, todos somos iguales.
No esperes nada de nadie, ni que sean recíprocos contigo, vive tu vida al máximo, no la desgastes en nada ni nadie que no merece la pena. Aprende a reconocer tus virtudes y potenciales, tus áreas de oportunidad y vuélvete la mejor versión de ti.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.
