Preocupado por la salud de la población (?), el gobierno federal siempre advierte los riesgos generados por la tercera ola de contagios COVID que encabeza la peligrosa variante Delta que se propaga con mayor facilidad e incluso parece afectar a menores de edad como no ocurría anteriormente. 

Por medio de sus redes sociales la Secretaría de Salud llama a la responsabilidad en cada publicación que acompaña con amables ilustraciones de personas que limpian superficies, se lavan las manos y usan cubrebocas, ejemplos de responsabilidad sanitaria y social. Hasta aquí todo bien. 

Aparece igual, de vez en vez, la agotada y disminuida Susana Distancia. Otrora primera actriz de la estrategia anti-COVID, ha caído en posición apenas discreta para recordar que en pandemia es mejor de lejitos. Desafortunadamente quien empezó con popularidad del tamaño del gran Kalimán encontró némesis en su propio creador, el gobierno federal.

Encarrerada en su entusiasmo de reivindicación histórica delimitada por la moral cristiana de la culpa y el perdón, la administración obradorista, respaldada por la capitalina de Claudia Sheinbaum, organizó tremendo fiestón dizque mexica con todo y espectáculo prehispánico lleno de luces que ni en cumpleaños de Cuauhtémoc (no el de Morelos), me cae.

Por supuesto, así como somos, al convite llegaron miles de paisanos con ganas de verle las plumas al Quetzalcóatl neón. Apretujaditos como nos gusta, vieron embelesados el show mientras Susana Distancia era colocada sobre la piedra de sacrificio para que no estorbe en las viejas prácticas (como las de antes aunque digan que no) de la propaganda política, especialmente ahora que la jefa de gobierno ya tiene los tenis puestos para la carrera con meta en 2024.

En calentamiento para evitar calambres también está Carolina Viggiano, quien desde ya aparece con persistencia con publicaciones pagadas en redes sociales para informar a la ciudadanía que está muy interesada en los hidalguenses. Acaso buscará la candidatura para gobernadora, aunque al tricolor estatal no se le ve ni por dónde.

LATIGAZO COVID

Representantes de bares y cantinas de Hidalgo ya se truenan los dedos por la preocupación de tener que volver a cerrar los changarros luego que el gobernador Omar Fayad anunció las modificaciones a la estrategia ante la tercera ola COVID. Más de 500 contagios en un día hicieron respingar al mandatario (y con razón) que no quería “matar la economía”. En igual tesitura autoridades estatales volvieron a distanciarse de Palacio Nacional y ya sin eufemismos mandan el mensaje: no a las clases presenciales, por ahora.

ACLARACIÓN                                                     
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.

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