Los juegos olímpicos de Tokio 2020 trajeron, como cada cuatro años, el sentimiento patriota más recalcitrante en cada uno de los aficionados. Un nutrido número de espectadores se desvela para ser partícipes de las actividades en las que compiten los atletas nacionales, y algo más que un puñado ha encontrado la magia en un deporte nuevo.

Para mí, el primer recuerdo que tengo de este sentimiento patriótico me lo dieron los juegos olímpicos de Atenas 2004, donde Ana Gabriela Guevara se perfilaba como una de las favoritas para llegar al podio en la prueba de 400 metros en Atletismo. Pese a obtener plata, el júbilo general no se hizo esperar, y en la escuela todos corríamos por la cancha en un concurso de “carreritas”. Lástima que años más tarde la nacida en Nogales, Sonora se daría a conocer por su dudosa (por decir menos) gestión dentro de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte, Conade.

Para esta edición los tiempos trajeron distintas formas de ver la justa olímpica, donde las redes sociales se hicieron más presentes que nunca, para bien y para mal de las y los deportistas.

Hoy los héroes hasta el momento son la gimnasta Alexa Romero (cuarto lugar), los tiradores con arco Alejandra Valencia y El “Abuelo” Álvarez (bronce), las clavadistas Alejandra Orozco y Gabriela Agúndez (bronce) y la todo poderosa Aremi Fuentes (bronce), atleta especializada en la halterofilia.

Los memes del cuarto lugar no se han hecho esperar, y es que si esta presea existiera, México ya contaría con 57 medallas en su haber, lástima que seamos hijos del “ya merito”.

Por otra parte, las grandes villanas de la justa fueron las integrantes del equipo femenil de softbol, quienes fueron exhibidas en redes sociales por presuntamente haber botado su indumentaria en los contenedores de la villa olímpica, hecho que causó gran controversia entre los internautas, que como buitres a la carroña se abalanzaron contra las deportistas dentro de las redes sociales y las tacharon de mal agradecidas e incluso anti patriotas.

Tras lo ocurrido, el comentarista Luis García dio su opinión con la claridad que le caracteriza en cuanto análisis deportivo se refiere, insinuando que las acciones de las atletas no las hacían ni mejores y peores mexicanas; punto de vista con el que coincido completamente.

No se puede negar que el dejar los uniformes en aquél contenedor fue una lastimosa decisión, que quizá podrían haberle dado un mejor destino, pero creo que para mala fortuna de las atletas el acto se vio reflejado en las redes sociales, bajo un mensaje “patriota”, lleno de estigma y falsa modestia, donde ellas quedaban muy mal paradas.  Ya ni a mi Julio Preciado le echaron tanta carrilla por olvidar el himno nacional caray.

A pesar de que aún queda un trecho largo por recorrer, Tokio 2020 nos ha dado grandes historias y miles de infantes inspirados por las hazañas de quienes con sudor y esfuerzo nos ponen la piel chinita con sus logros.

¡Hasta la próxima!

ACLARACIÓN                                                     
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.

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