Pareciera broma, motivo de hilaridad, pero no deja de ser preocupante. Valdría la pena preguntarse quién se toma en serio las declaraciones del secretario de Salud, Alejandro Efraín Benítez Herrera durante la tercera ola de la pandemia de COVID-19.

Por ejemplo, las palabras del funcionario reproducidas en conferencias y entrevistas desde el Sistema de Radio y Televisión de Hidalgo no tuvieron tanto eco, de hecho nada, entre los pobladores de Santa Ana Ahuehuepan, en Tula, durante el jaripeo de su feria patronal. 

Después de las 16:00 horas del domingo, la plaza lució llena, amenizada con música en vivo y las actuaciones de jinetes y toros de Michoacán, muy lejos las recomendaciones de las autoridades para evitar contagios de coronavirus.

En la tarde dominical, las gradas llenas alrededor del ruedo, muchos sin cubrebocas, la sana distancia y el gel antibacterial para mejor ocasión, mientras que en la noche del festejo el lugar repleto al sonido alegre de la tambora.

Desde lejos se observa una falta de conciencia de las personas que asistieron a este evento, por el riesgo descontrolado de contagios que pudiera provocar y la ausencia del presidente municipal de Tula, Manuel Hernández Badillo, quien está ocupado en la adquisición de un equipo de futbol profesional.

Sabemos que la autoridad estatal no es niñera, no puede ir a cada uno de nuestros hogares para advertirnos que si asistimos a fiestas y reuniones, de no respetar las medidas básicas de seguridad sanitaria, seguramente nos vamos a contagiar, saturar hospitales para morir sin recibir atención médica. 

Pero lo sucedido en Santa Ana Ahuehuepan, justo después que el gobierno del estado publicó las restricciones en los 84 municipios del estado, es un llamado de atención para el secretario de Salud, Alejandro Efraín Benítez Herrera.

La advertencia de que el mensaje, huracanes y escenarios catastróficos, no llega a quienes deberían escucharlo para modificar sus costumbres. Le dejaron de prestar atención, si es que alguna vez dieron importancia a sus advertencias, es como predicar en un desierto de futuros muertos.

Tampoco se generaliza, lo que sucede en Tula no se repite de forma constante en otros municipios del estado, pero si el domingo fue Santa Ana Ahuehuepan, el viernes fueron tres muertos en una riña en Santa María Magdalena, Tepeji, donde se celebraba una fiesta patronal. 

Para evitar más muertes, por el bien de todos, es necesario reforzar la táctica, ir a esos lugares donde la vida cotidiana aparenta que no hay pandemia y la gente, cansada de restricciones y confinamiento, retoma sus actividades sin medidas sanitarias.

Tula es el quinto municipio del estado con más casos activos de COVID-19 al acumular 45, además de alcanzar 271 defunciones por coronavirus.

La Secretaría de Salud del estado publicó el jueves 22 de julio nuevas restricciones sanitarias que estarán vigentes en los 84 municipios del estado, las cuales suspenden antros y centros nocturnos, áreas de juego, eventos masivos, ferias, carnavales y peregrinaciones.

El mensaje ahí está, falta encontrar canales efectivos para que llegue a donde debe.

ACLARACIÓN                                                     
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.

 

 

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