Si tu infancia y/o juventud transcurrió entre los años 70´s y los 80´s, te tocó ser testigo de los festivales infantiles de la canción, denominados “Juguemos a Cantar”, a través de los cuales se buscó y consiguió atraer al público infantil al mundo de la música y el espectáculo.
Muchas de las canciones fueron grandes éxitos entre el público infantil, sin embargo, y por el tema que hoy te comparto, llama poderosamente la atención la canción interpretada por Sara Eugenia y que se titula “Si yo fuera presidente”, que revolucionó de una u otra manera a la infancia de aquella época, pues pocos menores eran conscientes de la política del país en aquellos tiempos.
La canción en comento, nos hacía comprender el gran poder que podría tener el presidente de un país y aunque de manera romántica e inocente, los deseos que contiene la letra, busca la sana convivencia entre las personas, en realidad nos infundía la idea del fin último del estado, es decir, del bien común.
Desde hace 3 años la economía mexicana ha ido a pique; lo hemos reiterado en esta columna que, desafortunadamente los indicadores de crecimiento, estabilidad y generación de riqueza (crecimiento económico de México), no solo se estancaron, sino que tuvieron el mayor retroceso en los últimos 90 años.
En principio por la curva de aprendizaje de un nuevo gobierno y posterior por la pandemia de la COVID, que trajo consigo efectos catastróficos en todo el mundo, además de malas decisiones en materia económica por muchos países, en los que se incluye el nuestro, ha traído el desasosiego y el retroceso como pocas veces antes visto.
Hoy, a dos años y medio de que tenemos un gobierno que impulsa un sistema distinto, valdría la pena establecer un proyecto firme, estudiado y ponderado, que permita el cambio y el desarrollo prometido.
Las comparativas son odiosas, pero muchas veces necesarias, y tan solo basta observar que ocurrió con nuestro vecino del norte los últimos años, pues mientras Donald Trump gobernó, por su estilo personal y su cerrazón, pero siempre con seguidores “ciegos”, su país se vio envuelto en distintas crisis de gobernanza, aunque a decir verdad, jamás dejó de tener un crecimiento económico.
Sus constantes rabietas y confrontaciones con países como China, Rusia y quien se le pusiere enfrente, ocasionó que países que dependemos de su economía, también nos viéramos afectados, pues los mercados no confiaron en las economías emergentes, buscando mayor estabilidad para sus capitales.
Hoy, hemos superado esas angustias, pues con Joe Biden, por fin parece que la economía más poderosa del mundo tiene proyecto, sin embargo, es el tiempo de establecer programas lejos del populismo, cercanos a la realidad de la economía global, en donde se privilegie la inversión por encima de programas de manutención, de otra manera, de nada habrá servido la experiencia de los dos primeros años de gobierno.
- Fb: Arturo Gb / Arturo Gil Borja
- Tw: @arturogilb
Por hoy me despido, esperando tus comentarios.
Hasta la próxima.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.
