Este domingo 6 de junio se llevarán a cabo los comicios más grandes en la historia de México. Nunca antes en la historia del país se ha celebrado una elección tan grande como esta. Son 93 millones de electores los habilitados para sufragar en la descomunal jornada electoral.

Esto, no quiere decir que sean las elecciones más importantes de la historia. No está en juego el destino político del país, ni está en riesgo la gobernabilidad, tampoco hay peligro de inestabilidad económica, una vez pasada la gran elección.

Se van a renovar, o en su caso reelegir, 500 asientos de la Cámara de Diputados. Además de 15 gubernaturas; congresos locales y alcaldías. Son 20 mil los puestos que se votarán en la gran jornada dominical.

El proceso previo, o sea las campañas, ha resultado todo un circo. No importa el partido o  la alianza política. La gran mayoría de los contendientes se volcaron hacia un espectáculo grotesco y vergonzoso. Los aspirantes a cargos de elección popular no han entendido que estamos en la segunda década del siglo XXI. No han entendido que las formas de hacer campañas deben evolucionar con respeto al electorado.

En la historia cinematográfica de México, ha sido muy breve la producción de películas críticas hacia el sistema gubernamental. Es entendible. El control político del país estuvo en manos de un solo partido durante 70 años. Durante todo este tiempo y un poco más, el gobierno mantuvo un férreo control mediático. Los regímenes pasados, controlaban todo cuanto se dijera en cualquier medio de comunicación

Tomando en cuenta lo anterior, es posible comprender que la película más crítica hacia el tema electoral en México, fue “Si yo fuera diputado”; protagonizada por Mario Moreno “Cantinflas”, dirigida por Miguel M. Delgado. Este filme fue estrenado en 1952, en los cines de todo el país.

En dicha película, Cantinflas, personifica a un humilde peluquero, quien de a poco se introduce en situaciones políticas, haciendo activismo en favor de sus vecinos, ciudadanos que viven en condiciones precarias. El peluquero se convierte en candidato a diputado, su rival en las elecciones, es Don Próculo, un político veterano, dueño de propiedades, adinerado y poderoso.

En “Si yo fuera diputado”, el contrincante de Cantinflas, pretende la compra de votos, además de planear el robo de urnas, para resultar favorecido. ¿Les suena familiar? Hoy, las elecciones, parecen ser la misma historia, la misma película del México posrevolucionario, del México moderno de mediados del siglo XX. 

Los discursos y las promesas de la mayoría de los  candidatos a puestos de elección popular, son ridículos, burdos. Carecen de la gracia de Cantinflas en aquella película. Al final del proceso, todos se convertirán en Don Próculo.

ACLARACIÓN                                                  
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.

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