Bienvenidos mis queridos lectores a un número más de esta su columna de confianza. En esta ocasión vamos a entrarle directo y con ganas al lado emotivo del futbol, porque hoy, las palabras son de ustedes, y en específico de mis queridas y queridos cementeros.

Todos conocemos a algún cruzazulino de toda la vida, ya sea don Raúl el de la tiendita o el profe de física que siempre va con la playera de la máquina cuando el equipo gana, pero nadie como los de Ciudad Cooperativa. Aquí Lulú, aficionada hasta la médula desde la niñez nos cuenta&

“Soy aficionada al Cruz Azul desde niña, cuando iniciaron en Jasso, Hgo., iba con mis papás a ver los partidos del azul. Conocí a la mayoría de los jugadores de ese entonces; es más, tengo el autógrafo de casi todos ellos en la época de Fernando Bustos, Gustavo Peña, Kaliman Guzmán, etc.  

Recuerdo que íbamos a diferentes estadios de la República a verlos jugar, inclusive en la época en que fueron tricampeones visitamos Toluca, Guadalajara y otros estados más. Mis padres siempre fueron del equipo, y si, fue una emoción indescriptible verlos llegar a ser campeones nuevamente.

Estaba en casa con mi hija y nunca imaginé la magnitud de este campeonato; tanta afición seguidora de la Máquina, es algo fuera de serie e inexplicable, tantos años sin campeonatos y tener tantos aficionados. Algo que me gustó muchísimo y agradezco, fue la felicitación por el campeonato de mi equipo por parte de muchísimos americanistas.

Creo que en una cosa todos coincidimos, ¡ya lo merecíamos! ¡Arriba el AZUL!”

Dicen que el azul lo trae uno desde chiquillo y por ello la burla recurrente a nuestros cuates cuando les decíamos que la única vez que vieron a Cruz Azul campeón fue en pañales. Este es el caso de Gerardo, quien nos cuenta&

“Yo tenía un año de haber nacido cuando Cruz Azul se coronó en el 97, entonces prácticamente nunca había visto a mi equipo campeón.

El día del partido tuve que viajar por mi trabajo, entonces el primer tiempo tuve que escucharlo en la radio del carro, y cuando me toco escuchar el gol de santos, sentí que íbamos para una tristeza más.

Llegué a casa justo a tiempo para ver la segunda parte y al momento del gol de Cruz Azul fue una locura para mí al pensar que estábamos nuevamente ganando el partido.

Los últimos minutos fueron de muchos nervios para mí ya que sí soy aficionado de hueso colorado, y tenía miedo que Santos metiera un gol de último minuto.

Al momento de que el árbitro pitó el final no supe cómo reaccionar ante tal alegría, estaba viendo a mi equipo campeón, y sí, grite de emoción, caminaba para todos lados y veía nuevamente la pantalla ya que no me la creía, fue una de las emociones más grandes que he vivido al ver a mi equipo por primera vez campeón de liga .

Ese día me dormí hasta la 1 am porque buscaba por todos lados los festejos del equipo. Al día de hoy sigo viendo videos e imágenes y se me enchina la piel de saber que pude ver mi equipo campeón por primera vez en mi vida.”

Entre las miles de personas que festejaron esa noche, hubo mil más que desde el cielo también sacaron las luces y trepados en la reja de San Pedro festejaron el título. María Fernanda, Brenda y Alberto nos cuentan de aquellos quienes que ya no están.

“Es un sinfín de emociones y sentimientos al mismo tiempo…

Siempre que veíamos las finales de Cruz Azul y no ganaba, mi abue lejos de ponerse triste me decía palabras de consuelo, me mimaba y.me decía “Tranquila mi niña, será para la próxima”. Él marchó de la vida terrenal y no pudo ver a su equipo campeón…

El domingo lloré recordando sus palabras y dando gracias porque al fin se logró ver a Cruz Azul campeón ¡Sé que mi abue también lo disfrutó y gritó tanto como yo!”

“Sin duda no le voy al Cruz Azul y lo digo no con el afán de molestar, simplemente no se dio (jajaja), pero mi abuelo era súper fiel al Cruz Azul y le encantaba apostar con todos los nietos, aunque perdiera. Él sabía que algún día nos ganaría la apuesta a todos, no le importaba la burla y nos invitaba a ver el partido en su casa.

Mi abuelo hará dos años que murió y el partido lo vi con más ganas que nunca porque ahora sí se le haría el festejar, ¿dónde? No lo sé, ¡pero ya le tocaba!

Cuando ganó me llené de alegría y nostalgia porque él esperaba tanto que su Cruz Azul ganará& En esta vida ya no se pudo, pero en la otra sé que lo disfrutó como nunca.”

 “Sin duda mi Cruz Azul es recordar a mi padre José Emilio Castelán González, cada 8 días era ver los partidos con él, nos tocó vivir mucho malos ratos al ver perder a La Máquina, pero lo más importante es que siempre tuvimos fe de que cambiaría la suerte de los cementeros porque como mi jefe me decía: “¡Échale manito, tú puedes!” El domingo pasado por fin ganaron los Azules y mi padre seguramente estuvo festejando conmigo desde el cielo. “

@juank_pp

Todo es para que sea emocionalmente más fuerte | #futbol #cruzazul #RutinaFitness #TikTokInforma l Too damn bad – Khleo Thomas

Es bien sabido que quien le va al Cruz Azul tiene a los mejores amigos, porque ya saben, las penas con amigos son menores. Qué buena suerte que ahora les tocó festejar, como es el caso de Emmanuel que nos cuenta&

“No terminaba por creerlo ½

Cuando empató Santos, creí que iba a volver a suceder. De todas las finales que había visto creo que dos las mereció ganar, contra Toluca en el 2008 y contra América en el 2013.

Fue emocionante, a un lado estaba un amigo que estaba más emocionado que yo, mencionó a su abuela que fue quien le inculcó su afición, quería que su abuelo estuviera con él para ver eso, pero eso ya no fue posible

Vimos el partido en una taquería, y las meseras solo nos observaban y se reían ½”

Sabemos que la familia es lo más importante, y disfrutar del futbol con ella es una de las mejores cosas que te pueden pasar en la vida, la cosa se pone mejor cuando tu compañero de vida también comparte la afición por tu equipo y así, el legado se hace más y más grande. De esto nos habla Nailea.

“Mi abuelito, que es originario de SLP. trajo a la familia a vivir a Tula, debido a que entró a trabajar en la fábrica de la Cruz Azul. Vivieron muchos años en una colonia que se llama San Miguel, que está a un escaso kilómetro de la Cd. Cooperativa.

Mi mamá y mis tíos vivieron su infancia jugando en el parque y el estadio 10 de diciembre. De ahí nació esa afición por parte de ellos, pues veían a los jugadores en entrenamientos, los helicópteros que llegaban al estadio, etc.

Mi infancia me tocó también en la escuela de esa comunidad, no en la de Cruz Azul pues era algo cara en ese entonces. Pero la Cd. Cooperativa se hizo parte de nuestra rutina diaria. Siempre, saliendo de la escuela, pasaba al parque para subirme a la tan representativa máquina, escuchaba el tren pasar y veía los mismos helicópteros que veían mis tíos.

Mi mamá trabajó varios años también en la fábrica textil que elabora los uniformes.

Cuando conozco a mi esposo, coincidimos en que ambos le vamos al Cruz Azul, así que su familia y la mía hicieron excelente mancuerna (jajaja).

Esta vez, el partido lo vivimos desde casa, con botanita, emocionados y súper nerviosos. Después de todo, ese equipo representa mi infancia y la de mi familia, por el lugar donde vivimos y lo que hacíamos. La ciudad es muy limpia, pequeñita pero cuando estás ahí, sientes que estas a gusto.”

Por último, sabemos que el futbol no es nada sin el bullying, y de esta persona solo Dios sabe cuántas veces me burlé de ella por irle al Cruz Azul. El fan más fan que conozco, ese que le compuso un poema a su equipo y lo leyó en frente de toda la clase, ese que llegaba mentando madres el día después del partido y que se sentía Miguel Marín cuando le tocaba ponerse de portero. Eduardo nos comparte cómo vivió la ansiada copa.

“Varios amigos y familiares me invitaron a ver el juego en otras casas o bares, pero todas las finales sí o sí se tienen que ver con mi papá, es una tradición. En cuanto el árbitro pitó el final toda mi familia saltó de sus asientos y con las manos al aire gritamos de felicidad, sin embargo, yo no podía creerlo.

Después de esa pequeña celebración caí sobre el sillón donde estuve sentado durante los 90 minutos más largos de mi vida y con ambas manos en la cabeza seguía incrédulo mientras varias lágrimas brotaron de mis ojos, al fin se había conseguido. En seguida, mi hermano, hincha de los tuzos y ex celeste dijo “ya Vic, ya llora bien” mientras sus ojos se humedecieron y lo vi tirar una o dos lágrimas. Le sigue yendo a Cruz Azul, a mí no me engaña.

De momento, mi papá, quien me inculcó los colores se levantó y me dio un fuerte abrazo que llevaba guardado por lo menos ocho finales y varias cruzazuleadas. Fue un sentimiento contrario a la fatídica final de 2013 cuando mi progenitor y yo caímos al suelo luego de la derrota.

Yo seguí tirando lágrimas, pero la mayor sorpresa me la llevé en el momento que mi papá sacó de un escondite dos playeras de la máquina que tiré a la basura luego de la final de 2019, las había guardado para este momento. Una con diseño del mítico jersey a rayas de Miguel Marín y la otra una color arena que fue tercer uniforme hace varios años ya. Quedé impactado pues imaginaba que algún trabajador del departamento de limpia ya las tenía.

Unas llamadas después a familiares que también son hinchas de la máquina, un primo hizo videollamada con nosotros y nos mostró cómo estaban los festejos en el centro de Tulancingo. Dudé en ir porque pandemia, pero era una ocasión única, cerca de las 23:30 llegamos a la fiesta frente a la Catedral. Mucha gente fuera de sí y con gran razón.

Al día siguiente salí con playera de Cruz Azul a cumplir mi jornada laboral y claro, a pasearme por ahí presumiendo los colores. Con continuidad al proyecto de Reynoso se puede lograr un equipo de época.

¡Vamos por la décima!”

¿Y ustedes, cómo celebraron el título?

¡Hasta la próxima!

 

ACLARACIÓN                                                  
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.

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