El hartazgo y desconfianza que provocan los candidatos durante cada campaña proselitista son cartas de presentación elaboradas durante tantos años que es difícil obviarlas en la elección del próximo domingo 6 de junio.
Imposible olvidar esta condición que es agravante contra una sociedad con altos índices de rezago y falta de oportunidades para llevar una vida digna, con lo mínimo para satisfacer necesidades alimentarias, garantizar el derecho a educación de calidad, vivienda, y trabajo estable.
En estas campañas electorales, las más grandes de la historia, se dijo, la verborrea predominó a través de las redes sociales con frases trilladas como confeti donde aseguraron que ahora sí nos toca superar nuestra condición de pobreza.
Nada más alejado. Es por eso que la gente no acude a las urnas para depositar su sufragio, porque simple y llanamente no se ve reflejada en candidatos que desconocen cuánto cuesta el pasaje del transporte público o un kilo de tortilla, aunque en estos días recorran calles y colonias para cumplir con la foto y la estrategia electoral.
El mensaje, el mismo de siempre, dejó de surtir efecto desde hace muños años en un electorado incrédulo ante candidatos alejados, sin importar los intentos que aventuren, del distrito al que pretenden representar.
Nunca antes un candidato estuvo tan distante de la ciudadanía a la que jura defenderá desde las diferentes tribunas que están en juego este 6 de junio, separados por la pandemia y una realidad virtual, como las redes sociales, que es una arena movediza donde la única certeza es que las apariencias son pasajeras y el que se dice fuerte, esconde debilidad; el que afirma encabeza las encuestas y preferencias, no tiene todas consigo.
Como nunca, las estrategias virtuales o las campañas por aire se enfocaron en desprestigiar al oponente.
A eso debe agregarse un creciente hartazgo social que justo ayer despertó, los suspicaces agregarán con ceja levantada a días de la elección, un conflicto agrario en el Valle del Mezquital, entre Santiago de Anaya e Ixmiquilpan; así como la exigencia que el gobierno federal construya un camino en Tenango, tal como lo prometió el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Ambos casos derivaron en bloqueos de carreteras que continuaban hasta el cierre de esta edición. Impedir la instalación de casillas el día de la jornada electoral por inconformidades sociales es una amenaza que vuelve a estar presente como en años anteriores.
Ante los elevados índices de abstencionismo que caracterizan a las elecciones de diputados locales de años pasados, el panorama deja entrever escasa participación en las urnas el próximo domingo en el estado.
Sin embargo, actualmente el voto es la única manera de garantizar gobiernos democráticos con sociedades críticas y participativas. Cualquiera que sea la preferencia, los hidalguenses deben ejercer su derecho al sufragio, ya que el abstencionismo avala representantes populares de minorías y empodera a los partidos para que sigan viviendo del erario público.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.
