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Vaya rareza, el Instituto de Transparencia, Acceso a la Información Pública Gubernamental y Protección de Datos Personales del Estado de Hidalgo (ITAIH) busca adquirir sombreros de palma, tazas sublimadas, de esas blancas que llevan algún dibujito, memoramas y pelotas antiestrés. Los mal pensados asumen que nada más busca en qué gastar su presupuesto anual de 19 millones de pesos.

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Y en temas económicos, parte de que las campañas políticas para renovar diputaciones federales, locales y dos ayuntamientos en Hidalgo estuvieran tan deslucidas tiene que ver con que el gobierno de la República cerró la llave a las entidades para que no pudieran operar y los únicos apoyos que se medio vieran entre algunos sectores sociales, como adultos mayores, fueran los suyos.

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Precisamente, sobre “apoyos” a cambio de votos, todo apunta que al gobierno del cambio le pasará lo que al coyote que persigue al correcaminos, pues con el afán de obtener el voto magisterial a favor de Morena, brincó a los profesores en la fila de vacunación contra COVID, pero ahora que se ha revelado que el biológico dura seis meses, es más el enojo que la gratitud y viene un castigo.

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Pero quien sí recibió su vacuna contra COVID de “marca” fue el delegado de los programas del Bienestar en Hidalgo, Abraham Mendoza Zenteno, el que prometía ser superdelegado y quedó únicamente en modo aspiracional, pues le aplicaron ayer su biológico de los laboratorios británicos AztraZeneca, no como el de origen chino que recibieron los profesores, este sí dura más de un semestre.  

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A saber qué curso motivacional tomó el candidato a diputado plurinominal del Partido Acción Nacional (PAN), Jovani Miguel León Cruz, pero su frase le quedó como aquellas inmortales de Miguel Luis, un singular patiño de la televisión. El inhabilitado exalcalde mejor había de tomar unas clases de sintaxis para que se entienda lo que en verdad quiso decir, pues solo se lee desesperación.

ACLARACIÓN
Los comentarios expresados en esta columna de opinión no son una información noticiosa o necesariamente verídica. Forman parte de los dichos, trascendidos o comentarios que se escuchan en los pasillos políticos, gubernamentales y sociales.

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