Hace más de 30 años, los estudios de cine nos llevaron a imaginar un planeta lleno de tecnología y con avances que todos anhelábamos.

La película en comento, tal cual las obras de Julio Verne, nos introdujeron a un mundo de inventos y creaciones humanas que, con el tiempo, harían un planeta diferente.

Así, distintas películas, obras literarias e inclusive programas de televisión, emularon lo que sucedería durante los siguientes 30 años.

Apenas, y como consecuencia de la pandemia, pude ver la película de Garfield (un gato de caricatura, llevada a la pantalla grande) junto con mis hijos; durante la trama, el perro, compañero de Garfield, era controlado a través de un collar eléctrico, con el cual un sujeto, le hacía brincar, sentarse, caminar y hasta correr, aun en contra de su voluntad.

Independiente a la crueldad que significaba el control de un ser vivo, a través de los impulsos eléctricos, me hizo pensar en las posibilidades respecto de este tema y como cambiaría nuestro entorno.

Coincidentemente, en la radio, en un programa, comentaron de los avances de la empresa estadounidense Boston Dynamics, quienes tienen grandes inventos sobre robótica y realidad virtual.

La noticia del día, era que a través de lentes especiales y con una preparación en perros, estos podrían ser capaces de detectar el virus de la COVID, a través del olfato y la vista.

La nota no sería por sí misma sorprendente, pues en países como Francia y la India, y con entrenamiento humano, los canes ya cuentan con esta capacidad, tal y como lo hacen con las drogas y alimentos.

Lo sorprendente fue que, según los especialistas, esta empresa ya trabaja con animales, para copiar, en robots, sus desarrollados sentidos, y poderlos usar, no solo en la detección de enfermedades, sino de explosivos en tierra, de mensajeros y hasta espías.

Eso quizá suene relativamente normal, pero más allá de usar robots, hoy se habla sobre el control del cerebro del propio animal, con aditamentos que logren hacer que el perro, haga literal lo que su controlador requiera y se le antoje.

A este tipo de investigación se le llama “Brain computer Interface”, conectando las ondas cerebrales, para ser procesadas por una máquina, lo que ya se ha logrado en casos especiales para que una persona se pueda comunicar con las demás ante la imposibilidad física y autónoma de lograrlo.

La ciencia y la tecnología avanzan velozmente y lo que hemos visto en películas, quizá sea rebasado por la realidad, lo que nos deja en la eterna guerra entre el ser y el deber ser, pues a este ritmo, no solo destruimos el planeta, como una especie agresiva con el medio ambiente, sino que también, y quizá en relativo poco tiempo, se podría controlar a los seres vivos, a través de una computadora.

Peor aún, no existe una legislación, sino solo reglas generales, que permitan tener un control y evitar, a largo plazo, que el uso de la tecnología, culmine convirtiéndose en la nueva esclavitud del futuro.

  • Fb: Arturo Gb / Arturo Gil Borja
  • Tw: @arturogilb

Por hoy me despido, esperando tus comentarios.

Hasta la próxima.

 

 

ACLARACIÓN                                                     
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.

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