Luis Antonio Lefranc Noguez, de 27 años, se quedó sin trabajo debido a la pandemia, pues trabajaba como animador en fiestas infantiles. En marzo de 2020, tuvo un evento antes de que se declarara la contingencia y para abril, que era el mes con más fiestas, ya no pudo trabajar.
“Yo me dedicaba a las fiestas, como amenizar cumpleaños con todo un equipo de animadores donde integramos muchos personajes como botargas, princesas y superhéroes, es decir, todo lo del gusto de los pequeños”, asegura.
Apenas en 2019, se graduó del Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), pero aún no puede ejercer debido a que su cédula sigue en trámite.
Así que con ambos caminos cerrados, buscó uno más.
“Me dediqué a hacer saludos o felicitaciones virtuales, pero no hubo mucho éxito, así que tuve la oportunidad de poder comprar un automóvil y trabajarlo en una plataforma electrónica”, señala.
Primero, comenzó a realizar servicios entre sus familiares, pero después lo hizo al público en general, pero con un toque especial.
“Le di un “plus” a lo que ya me dedicaba con los shows, así que me caracterizo estando en la plataforma de conductor y es algo muy agradable, porque cuando se suben pequeños se sorprenden y les agrada mucho”, dice.
Dijo que algunos niños “se sienten incluso más seguros y han dicho: “Mami, yo quiero que nos siga llevando el Capitán América con mi abuelita”, y es algo que me gusta y se complementa con la gente”, expresa.
Cree que la contingencia terminará pronto y que las risas en fiestas infantiles volverán. “No nos desanimemos, porque creo que hundirnos en una actitud negativa no sirve de nada, porque ponernos tristes baja las defensas; entonces, los invito a que tratemos la vida desde otra perspectiva y salgamos adelante”, finaliza.
