Del acompañamiento

Un día aparentemente de la nada lo que parecía cotidiano, seguro, confiable, dejo de serlo, dejamos de ir a trabajar como antes, de tener las mismas libertades, dejamos de ver a personas que con suerte volveremos a encontrar un día, de pronto nos encerramos y lo que parecía podría durar unos cuantos meses, se convirtió en una espera interminable, durante el proceso fuimos cambiando, unos más que otros, nos dimos cuenta de la fragilidad de la vida, de lo vulnerables que somos, y hemos empezado a valorar, aquello que muchas veces dimos por hecho.

El proceso ha sido lento, lo suficiente para dejar una herida profunda, para sorprendernos, para que podamos entender, para que podamos escuchar el alto que nos pide la vida que hagamos, ese momento de silencio y meditación, de búsqueda de uno mismo, ese alto obligado, apenas es el inicio del cambio.

Hoy nos preguntamos que sigue, sabemos que el infierno puede colarse en un respiro, y cambiar nuestra vida para siempre, que estamos expuestos, nos enfrentamos día a día a nuestros miedos, sabemos que debemos fortalecernos, buscar y generar nuevas oportunidades, que tendremos que adaptarnos, pero también hemos entendido que, y quien es importante para nosotros, fuera de toda rigidez, de formas de pensar, de costumbres y de creencias.

Estamos en una guerra contra el tiempo, en una lucha por salvarnos, con expectativa, con ilusión, con la esperanza de poder cumplir sueños, aquellos que muchas veces postergamos, dando por hecho el futuro ese que no ha llegado,  tomar aquellos riesgos que  parecían imposibles, enfrentarnos a esos miedos que entre más minutos pasan más absurdos parecen, convertirse en quien realmente somos, y una vez que podamos aportar al mundo ese ser humano que vibra lo mejor de sí, entonces será momento de darse cuenta que todos compartimos este mundo y por lo tanto compartimos ideas, esperanzas, memorias, y anhelos, que estamos en constante acompañamiento, que formamos parte de un todo.