- Fb: Arturo Gb / Arturo Gil Borja
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Cuando uno lee el título del artículo de hoy, corren distintas versiones, es decir, cada uno pensará en diversos oficios o actividades.
Muchos pensarán en el ejército, la guardia nacional, la policía de investigación, el Honorable cuerpo de bomberos, Ingenierías que se relacionen con uso de sustancias peligrosas y lamentablemente, de moda, el ejercer una actividad dentro de la salud pública.
Lo que pocos evocarán, será a quienes ejercen la tarea fundamental de informar a través de los medios de comunicación.
En México, ya tenemos varios primeros lugares que, lejos de ser honorables, son vergonzosos; tal es el caso del primer país con mayor número de obesos, la nación con el mayor número porcentual de personal de la salud muerto por la COVID 19 y ahora, según un reportaje de Milenio Televisión, el primer lugar en número de periodistas fenecidos por el ejercicio de su actividad.
Sumemos los crecientes casos de desaparición y muerte de mujeres, en el primer caso objeto de múltiples delitos, sobre saliendo la trata de personas y en el segundo los feminicidios.
Pareciera que, desde Felipe Calderón, el país les ha quedado grande a los Presidentes en materia de seguridad y salud; pues lo que hoy vivimos es una muestra clara que, sin importar los colores por los cuales hayan arribado al poder, tenemos un problema endémico y creciente.
Hoy, y a razón de ejemplo, te comparto que, en el 2020 que ha terminado, 60 periodistas fueron asesinados en todo el mundo, de los cuales, 27 son regionales y 17 son en América Latina; lo grave es que, de estos, 14 ocurrieron en México.
En Venezuela hay revueltas, en Colombia levantamientos, desordenes sociales en Bolivia y Perú, graves crisis económicas en países hermanos como Argentina, pero México se lleva el oro en inseguridad y falta de protección a los derechos de los comunicadores.
Hace tiempo que las Fiscalías y/o Procuradurías Estatales, crearon las Subprocuradurías para la defensa de los derechos de los periodistas, lo que se convirtió en figura decorativa, lejos del verdadero interés por cuidar las vidas de este gremio.
Lamentablemente el panorama no parece en un futuro cercano, que mejorará o que los gobiernos presentarán un plan de acción efectivo, así que mi respeto a quienes se atreven a informar (lejanos a los seudo periodistas que por intereses personalísimos deforman y mal informan), a pesar de los peligros que afrontan día a día, para permitir que tomemos mejores decisiones en tiempos de confrontación política y creciente inseguridad nacional.
El día de mañana, 4 de enero se habrá de celebrar el Día del Periodista, esperando que, más allá de discursos políticos, reciban en acciones efectivas, el “regalo” de la seguridad.
Por hoy me despido, esperando tus comentarios.
Hasta la próxima.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.
