A lo largo de la historia la lucha por la libertad siempre la sostuvieron los más oprimidos, quienes también asumieron la defensa de los derechos recién adquiridos. Para ellos era mejor morir en la lucha contra sus opresores e inquisidores que vivir sin libertad, pues de esta forma ratificaban su forma individual como seres humanos.

La libertad, en su forma exterior, es considerada como la ausencia de represión social; mientras que la interior se manifiesta a través del deber o la consciencia.

En el proceso de alcanzar plena libertad nos encontramos con factores como fuerzas inconscientes del carácter, dependencia de influjos externos, es decir, existen innumerables conductas aprendidas sobre las que no hemos cobrado consciencia, por lo tanto, dependemos de factores sociales.

En su momento, Freud sugirió el término sublimación como el conjunto de características de una transformación que nos lleva a actuar ante la opresión que ejerce una sociedad civilizada. Detrás de muchas de nuestras acciones se encuentran diversos deseos no cumplidos y frustraciones que, si no se resuelven, podrían llevarnos a una neurosis.

La satisfacción personal no debería llevarte a un sacrificio por complacer a los demás. La relación con otras personas se ha convertido en un medio para un fin y jamás un fin en sí misma. Todos requerimos de todos, pues tenemos necesidades comunes, sin embargo, el hombre se integra con otras personas por medio de la imposición de un rol social y división de trabajo.

Entre más evolucionamos como personas, más crecen nuestras ganas de ser seres individuales, independientes y surge la tendencia a la soledad, la cual buscamos o detestamos por la angustia de ser excluidos.

En otras palabras ya lo mencionaba la famosa cantante Chavela Vargas: “Lo supe siempre. No hay nadie que aguante la libertad ajena; a nadie le gusta vivir con una persona libre. Si eres libre, ese es el precio que tienes que pagar: la soledad”.

Todos tenemos la necesidad de crecimiento personal y el deseo de libertad individual. Buscamos la capacidad de autogobernarnos y sacar nuestras propias conclusiones acerca de qué es el uso de esa libertad, siendo conscientes de los privilegios de los que gozamos y de las consecuencias de nuestros actos.

Siempre reaccionaremos NEGATIVAMENTE a las personas o factores que pretendan suprimir nuestro deseo a ser independientes. Ante la ansiedad que causa la posibilidad de ser juzgados o criticados por aquellos que creen tener razón, podemos seguir tendencias sociales impuestas, pero parte de la libertad es aceptar que existe la razón ajena y la propia, sin dejarte consumir por la opinión de otros.

Para ser libre necesitas tomar decisiones seguras que puedas sostener, como aprender a poner límites y distancia, hacerte valer como una persona con derechos. Así, día a día conseguirás mayor equilibrio emocional sin la necesidad de complacer a todos y podrás ser una mejor version de ti.

ACLARACIÓN                                            
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *