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Al pueblo, pan y circo”
Juvenal – Poeta Romano
No hay duda que el proceso electoral para renovar la Cámara de Diputados Federal y varias gubernaturas, congresos locales y ayuntamientos, en el 2021, ha iniciado.
Con dureza, y desde el inicio de la presente administración, legisladores y gobernadores de Acción Nacional (PAN), han sido implacables críticos de los hierros e incongruencias del gobierno federal, sin reconocer aciertos, salvo cuando reciben de manera individual, en sus estados, a Andrés Manuel López Obrador.
Ya desde el año pasado y ante las terribles fallas en seguridad y ahora en una estrategia inadecuada para atender la pandemia y sus efectos, sobre todo en el área económica, la popularidad del Presidente y de su partido político, caen a pasos agigantados.
Nuestro actual mandatario, como lo hemos citado en anteriores columnas, ha sido el Presidente que ha logrado el triunfo con el mayor reconocimiento democrático en la historia de México y de igual manera, ha sido el que más rápido ha caído en las encuestas sobre aceptación y agrado en sus decisiones.
Podremos o no estar de acuerdo con sus estrategias, el preferir las energías fósiles, sobre las renovables y limpias, el destrozar instituciones como el Seguro Popular para crear un INSABI que aún no tiene ni pies ni cabeza, el abandonar los apoyos económicos productivos y simplemente entregar dinero a millones de mexicanos, que para muchos es una política que asegura votos más no bienestar, entre otras cosas, pero al final, es el titular del ejecutivo que obtuvo un triunfo legítimo en las urnas y que tiene, por mandato legal, el derecho a tomar las decisiones que crea convenientes, “en beneficio de México”.
Académicos, periodistas, analistas, actores y otros que tanto le apoyaron, hoy le exigen, critican y juzgan (a Andrés Manuel), porque el país camina, pero con rumbo de retroceso, con la pérdida de más de 12 millones de empleos (citando al periódico El País, que publicó la encuesta realizada por el INEGI); sin una idea de que hacer para lograr que nuestra nación salga de un bache que da como resultado familias con hambre.
Ante esto, hoy la 4T, como la han auto nombrado, peligraría, pues de perder la mayoría en el Congreso, en las elecciones del año entrante, podrían perder el control de un poder judicial entregado al ejecutivo y el intento de dominio que ya han iniciado sobre los organismos autónomos, pero peor aún, no podrían despacharse con el presupuesto, como lo han realizado los dos primeros años.
Ante la pérdida de popularidad y la caída de la estrategia para generar distractores (avión presidencial, auto golpes de estado, videos de llantas ponchadas en carretera, versos de amor a la primera dama, etcétera), hoy han tenido que recurrir a la infalible táctica política de iniciar investigaciones fastuosas para culpar de los daños al país, a los anteriores gobernantes.
Emilio Lozoya ha regresado a México y a pesar de haber incurrido, según las autoridades, en millonarios crímenes, no ha tocado siquiera la cárcel, y al parecer, ha llegado a un acuerdo para señalar culpables de diversos delitos a todos los políticos que no coinciden con el actual régimen.
Muchos están criticando y exigiendo parar el circo, sin embargo, olvidan cuando Felipe Calderón hizo lo mismo, al iniciar una guerra en contra del narco, sin inteligencia ni estrategia, culminando con detenciones de cientos de personas (muchos de ellos elementos de policías municipales de varios estados), basados en el testimonio de dos “testigos protegidos” quienes obtuvieron su libertad a cambio de su “información” & Al final, fue una vil mentira que pagó gente inocente, a quienes, por cierto, el Estado Mexicano NO ha indemnizado.
Seguramente, muchos son los involucrados en los tipos penales en que incurrió Lozoya y esperamos que ni él ni sus cómplices queden libres, pero hoy el arma, más allá de jurídica, es política, pues ante la grave crisis que vive México, sin empleo ni alimento en millones de mesas, solo quedará el circo mediático que la novela Lozoya PEMEX, traerá consigo.
El quid del asunto, no será si los eventos futuros traerán la debacle política de los partidos de oposición, sino será ver sí el drama y película que nos repetirán hasta el cansancio los medios de comunicación en esta campaña institucional, calmará, más allá de la sed de justicia, el hambre de millones de familias en México.
En la guerra (política) y el amor, todo se vale y la estrategia del Presidente, les parezca o no a muchos o pocos, es la correcta para retener el poder, sin embargo, el reto no será destrozar la imagen de sus adversarios, sino convencer a los votantes, de que son y serán la mejor opción.
Por hoy me despido, esperando tus comentarios.
Hasta la próxima.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.
