Las deudas de cualquier índole son un compromiso de pago obligatorio, las deudas económicas, las de favores, las morales, las personales, algunas cuantificables, de reembolso, otras imposibles de valorar, son definitivamente un factor que influye de manera importante en el comportamiento de todos nosotros.

Hace unos días en una plática interesante que tuve, intentaba analizar la razón de porque en ocasiones hacemos lo que hacemos, intente entender aquellos compromisos que muchas veces tomamos y entonces realice un comparativo entre los compromisos morales y los compromisos financieros.

Muchos de nosotros adquirimos compromisos, pensando en una inversión, otros por necesidad, incluso por antojo, o salir de una emergencia, como sea siempre pensando en un beneficio, sin embargo, algunas deudas se convierten en monstruos incontrolables que crecen a pasos agigantados y que devoran la estabilidad emocional.

El adquirir una deuda siempre nos deja expuestos, es una moneda al aire lanzada hacia un futuro incierto, algunos pensamos que es una de las maneras en las que se puede obtener lo que se desea, otros miden los riesgos proyectando las posibles circunstancias que pueden afectar su capacidad de pago, otros simplemente las ignoran y existen aquellos a los que se le va la vida pagando.

Es importante reconocer que todos necesitamos ayuda, en mayor o menor medida, algunos de manera frecuente dependiendo la situación en la que se encuentren y otros esporádicamente, pero de manera sustancial.

Las relaciones humanas llegan a ser tan complejas e insanas que algunas se basan en cadenas de favores, en chantajes, en cobro constante de deudas a base de exigencias o imposiciones, algunos se enredan tanto con su compromiso social que incluso aceptan dejar lo que aman por lo que deben, otros se aferran a su compromiso moral cambiando el rumbo de su vida del que quieren por el que “compensan”.

En cualquier situación una deuda afecta el estado físico y emocional del deudor, de tal manera que es una de las principales causantes del estrés y la depresión.

Pero no quiero que se mal entienda mi punto, si bien todos nuestros actos tienen consecuencias, debemos partir de actos más saludables para entablar nuestros sistemas de pago, es decir dejar muy claro quién le pone valor a los compromisos morales y sociales.

Aprendamos un poco de las deudas financieras, en donde de manera previa se establecen, las formas y cantidades de pago, así como los intereses si es que existen.

Si se recibe un favor de algo que no es cuantificable entonces debe preguntarse que se espera como pago, un ejemplo algo exagerado pero real es si alguien te salva la vida, ¿cuál sería el precio de eso?, el agradecimiento tal vez, pero no a costa de la vida que fue salvada, mantenerse en la actitud adecuada para devolver el favor, permanecer siempre y cuando los caminos no impliquen dejar mi yo por el otro.

En cualquiera caso la paz y la tranquilidad se obtiene muchas veces en libertad, y las deudas no permiten ser libres.

Se la mejor versión de ti, siguiendo tu camino, amando con locura, siendo valiente y fuerte para hacer lo que deseas, no todos los compromisos son deudas, algunos ya los has pagado más de una vez, otro no vale lo que cuestan, y reconoce que es valido decir, me equivoque, lo siento, gracias.

ACLARACIÓN                            
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.

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