Sin lugar a duda todos aquellos que en la vida hemos tenido la suerte de convivir con alguna mascota, sabemos que son compañeros de vida, quienes viven con nosotros momentos importantes, alegrías, tristezas, no en vano existe el dicho de que el perro es el mejor amigo del hombre, para mí una mascota es el significado tangible del amor incondicional, su lealtad no tiene límites, responden al cariño, protegen, divierten y acompañan.
Vienen en todos los tamaños, colores, formas, algunos viven meses o muchos años, vuelan, nadan, se arrastran o caminan, exóticos, tiernos, tenebrosos o bellos, algunos han sido compañeros en la infancia, otros son el portal en la vejez, algunos se convierten en el primer paso hacia la responsabilidad, otros nos demuestran nuestra inmadurez, algunos lamen nuestras heridas más profundas y otros abren el dolor ante su partida.
La vida de los dueños de mascotas cambia cuando su ropa se ve llena de pelos o plumas, cuando alguien les exige atención, cuando deben cambiar el agua, limpiar, jugar, pasear, y dar de comer a otro ser vivo, si a esto agregamos que las vacaciones y las salidas por varios días se convierten en complicadas cuando nuestra mascota es dependiente de nosotros, entonces empezamos a entender que nos convertimos en un conato de padres postizos.
Las mascotas son sin lugar a duda muy importantes en el desarrollo social, afectivo e intelectual en la vida de cualquier persona integrándose en una relación saludable y de respeto.
Pero a pesar de que todo esto se escucha maravilloso, también existe otro punto importante del cual hablar, yo lo experimente hace años y lo he experimentado en varias ocasiones, hace unos días nuevamente, cuando ese compañero que estuvo años contigo muere, diría Silvio Rodríguez en su canción discurso fúnebre, para esos asuntos no he crecido mucho todavía.
La perdida de una mascota es un momento que marca la memoria de manera permanente, dejando una cicatriz imborrable.
Este soliloquio lo dedico a una compañera de vida que estuvo muchos años a mi lado, y que llegará de la nada un 30 de abril y que se fuera cerrando su ciclo el mismo día.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.
