Quizá sea porque en estas épocas del año los mexicanos no estamos entretenidos con deportes, noticias o series de televisión que en otros meses nos consumen la atención, pero apenas hace unos días se desató una importante polémica.
El comediante Javier Carranza, conocido como “El Costeño”, fue atacado con dureza e inclusive recibió, aparentemente, amenazas de muerte por parte de supuestos simpatizantes del Presidente Andrés Manuel López Obrador, por haber realizado, en público, chistes sobre el citado mandatario.
No es, ni ha sido exclusivo de México, el que se realicen chistes y/o sátiras sobre los políticos; tan sólo en el Reino Unido, hace más de 25 años, se inició en un programa de televisión, el uso de muñecos (peluches), para imitar a personajes de aquella demarcación, en donde hacían tremenda burla a la manera de hacer política.
En los años 60, comediantes como Palillo, se presentaban en carpas y realizaban todo tipo de bromas, pero con mucho cuidado porque la representación a tal humor, era duramente castigada.
Conforme fueron pasando los años, inevitablemente las maneras de comunicarnos fueron evolucionando; así vimos grandes imitaciones y programas abiertos a todo público, en donde la gente reía a carcajadas de nuestros personajes políticos.
Grande sorpresa nos causó a muchos mexicanos el que aparecieran ataques en contra de un personaje por hacer chistes (ciertamente vulgares) en contra de quien hoy ostenta el poder.
Las reacciones, que me parecen desmedidas, no se hicieron esperar y el comediante aprovechó para “contra atacar”, utilizando las redes sociales y a su vez obteniendo el apoyo de un gran sector del público.
No obstante lo anterior, sería prudente analizar si las amenazas realizadas en contra de “El Costeño”, no son producto de personajes ficticios, es decir los llamados bots, pues la campaña del año 2018, se distinguió por ataques masivos “fantasmas”, a través de compañías expresamente contratadas para generar una tendencia, y esto se logró, pues no había quien dejara de suponer un posible fraude electoral y reprodujera toda clase de bromas en donde hacían ver a Peña Nieto como un lerdo.
Hoy, y a pesar de que el Presidente goza de un apoyo importante en la sociedad, éste es cada día menor, pues los desaciertos en las decisiones de seguridad, economía y corrupción (como el caso Bartlett), hacen que la tendencia en el sentir de los mexicanos, esté cambiando el rumbo del apoyo.
El tema en realidad no debe ser considerado como fundamental para el futuro de un país, pero denota que aún no hemos aprendido a distinguir la información veraz de la falsa y peor aún, muchos siguen cayendo en el juego de las redes sociales, que pueden ser manipuladas a través de cuentas falsas.
Quien hoy sale ganando de esta mini batalla, es sin duda el comediante “El Costeño”, pues representa el “derecho a la libertad de expresión” que muchos reclaman, pero que sin una medida de respeto, se pierde en la vulgaridad y puede llegar a la difamación.
Por otro lado, vemos a un nuevo régimen que pareciera alienta la intolerancia y con ello un retroceso a las épocas en donde se castigaba duramente a quien no coincidía con las decisiones ni filosofías de quien detenta el poder.
Por hoy me despido, esperando tus comentarios.
Hasta la próxima.
