Durante muchos años, no faltaron los casos, dentro de las instituciones de educación superior, en los que se rompía la delgada línea entre “el coqueteo” y el acoso, principalmente hacia las mujeres, por parte de catedráticos y/o administrativos.

Casos, que llegaban a la amenaza de perder una materia, perder un expediente escolar o instigar inclusive a otros maestros, para reprobar a quien se negare a salir en una “cita” a una estudiante con su profesor.

En ocasiones, la comunidad estudiantil lo veía inclusive normal, pues no había quien se atreviere a denunciar, ni autoridad que hiciere caso o reaccionara en estos casos.

Lo mismo se daba entre pares académicos o directivos hacia catedráticas y subalternas.

Hoy, esto no ha cambiado, pues el acoso continua a todos los niveles, en distintos medios sociales, sean del sector privado o público, pero se agrava aún más en instituciones dentro de las cuales se imparte una formación de valores, como el respeto, y contrario al discurso, no se ejerce con el ejemplo.

Lo que para fortuna de todos esta evolucionando, es la cultura de la denuncia, pues aunque aún existe temor de quien sufre el acoso, ante la imagen del directivo o catedrático, cada día son más las personas que se atreven a realizar la denuncia ante los órganos de gobierno de las Universidades.

Hoy el reto es generar protocolos y normas que garanticen la libertad de estudio y antes de pensar en una sanción, se proceda a prevenir los casos que a diario vemos.

A nivel nacional, este 2019 se han iniciado 356 quejas en más de 20 Universidades del país, lo que ha originado la destitución de 24 profesores, e inclusive de estas quejas, se han derivado 3 denuncias para inicio de carpetas de investigación, y muchos recordamos al alumno expulsado en una Universidad de Hidalgo, por las amenazas de muerte que hiciere en contra de una activista.

Hoy, es una obligación de las Universidades el certificarse en equidad de género y contar con los protocolos respectivos; por citar un ejemplo, Universidades de Tamaulipas y Colima no cuentan con los protocolos en comento.

La Universidad que más quejas ha recibido en este año, es la de Guadalajara, con 260 en los primeros 9 meses y la que más catedráticos ha destituido, es la Autónoma del Estado de México con 12.

Los tiempos han cambiado, en este caso para bien, y quien no lo entienda así, nada tiene que hacer dentro del sector educativo; hoy más que nunca el discurso académico y ético, deben coincidir con el ejemplo y la realidad, mientras que las autoridades universitarias deben aplicar de manera severa sus lineamientos y evitar estas conductas.

Por hoy me despido, esperando tus comentarios.

Hasta la próxima.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *