MARADONA EN SINALOA
A falta de las ligas locales por el parón de selecciones nacionales tuve que buscar con qué entretenerme el pasado fin de semana y gracias a los dioses del balón me encontré con que Netflix tiene un catálogo lindo de futbol, la mayoría son documentales pero en una gran variedad, desde Inglaterra hasta América Latina.
Entre tantos títulos encontré “Maradona en Sinaloa”, una mini serie que narra la aventura del argentino en tierras mexicanas y su paso como DT de los Dorados de Sinaloa. Este es un relato cargado de emotividad, es una historia de redención, milagros y magia pura, de esa que solía dejar el mítico 10 por las canchas que pisaba.
Sin duda el “Pelusa” tiene una conexión especial con nuestro país y todo comenzó con aquél inolvidable campeonato mundial México 85 donde se convirtió en leyenda, en mito, en lo más grande que pudo dar el balompié argentino, en la deidad que le tendió la mano a los albicelestes para conquistar la copa. Es así como en esta producción original de Netflix nos muestran la vuelta del Dios pampero a territorio azteca en busca de encontrarse a través del futbol, de sentirse reconocido y de llevar a la gloria a un equipo de segunda división de un lugar que hasta ese momento solo era conocido por la droga y el “Chapo”.
Si ustedes son aficionados del futbol no pueden dejar pasar esta chulada que Netflix nos trajo para recordar que el futbol es mucho más que 22 hombres tras una pelota.
EL MÍTICO VERGARA
A pesar de que ya es noticia vieja no puedo dejar pasar la partida de Don Jorge Vergara Madrigal, dueño de las Chivas rayadas del Guadalajara y uno de los principales factores para que yo sintiera el futbol en la sangre como hoy lo siento.
Quien sea aficionado a los Pumas de la UNAM y tenga más de 25 años seguramente recordará la icónica frase “Gatitos ni madres” que el equipo sacó en respuesta a la publicidad ordenada por Vergara previo a un encuentro contra los felinos donde se anunciaba “Parece que veo un lindo gatito”.
A partir de ahí la rivalidad entre estos dos grandes se fortaleció y los Chivas vs UNAM se volvieron un agasajo para los aficionados (incluyéndome por supuesto) y así el dueño del rebaño demostró que venía a revolucionar el futbol mexicano.
Vergara fue durante muchos años la sal y pimienta que le hacía falta a la liga, se encargó de revalorizar las rivalidades con Pumas y América, recordemos que año con año previo a cada clásico nacional era común ver a Jorge lanzar apuestas a través de noticieros deportivos a Emilio Azcárraga Jean y realizar spots que alentaban a los aficionados a fortalecer ese odio deportivo entre estos equipos.
Pasando a un plano más local no olvidemos la campaña que el club Pachuca empezó tras ganar la Copa Sudamericana donde se autoproclamaron “El equipo de México”, hecho que no dejó pasar el dueño del chiverío y lo vio como la oportunidad perfecta para comenzar una nueva rivalidad, ahora con los Tuzos.
Si algo hay que reconocerle a Jorge Vergara es que colaboró a que el campeonato mexicano se convirtiera en un show, vio un negocio inmejorable en este deporte y convirtió a las Chivas en una marca poderosa que durante años fue la que mayores ganancias generaba gracias a sus jugosos contratos de publicidad.
Hasta el cielo le mando todo el reconocimiento a uno de los genios del futbol actual.
EL RETO DEL “TATA” MARTINO
Si alguien vio completos los partidos de la selección nacional ante Panamá y Bermudas tiene toda mi admiración y respeto porque ambos encuentros fueron una invitación a echarse una pestañita en el sillón. De nuevo a los dirigidos por Martino les está faltando intensidad y volumen de juego y lo preocupante es que a pesar de que en el partido frente a Bermudas jugaron los jóvenes no se vio ambición ni ganas de comerse al rival.
Quizá el conformismo ha llegado al combinado tricolor e incluso al propio técnico, en lo personal no los culpo de ser el caso pues la Nations League no es precisamente un torneo que exija la máxima concentración y entrega y aunque se han ganado los dos partidos las formas siguen dejando mucho qué desear.
Gerardo Martino se encuentra ante un gran reto: motivar a sus pupilos a jugar con garra, pasión y seriedad un torneo con poco prestigio y nula exigencia.
Y recuerden mis chavos: si sus amigos ya no los invitan a sus planes porque son el único que no tiene pareja, ellos se lo pierden, así como la liguilla se perderá el privilegio de tener al poderosísimo Cruz Azul entre sus ocho participantes.
