Agradezco a quienes, a raíz del artículo que AM Hidalgo publicó la semana pasada, de esta columna, generaron diversas controversias, siempre de manera respetuosa y apasionada.

Justamente en la anterior publicación hablamos de la falta de medidas contra cíclicas por parte del gobierno federal, para atenuar la desaceleración económica, a menos de dos meses y medio de concluir el año.

Hubo quien manifestó que el Banco de México ya estaba haciendo algo al respecto, olvidando que dicha institución es un organismo autónomo, que inclusive ya tuvo su confronta con el titular del ejecutivo por proporcionar “otros datos”.

Aun así y de manera muy limitada, el Banco de México ha logrado frenar la inflación y ha bajado las tasas de interés para hacer más atractiva la inversión; no obstante ello, no es, por mucho, las únicas medidas que se requieren, pues al final del día, es el gobierno federal, quien debe aplicar el gasto e incentivar la inversión. 

La Secretaría de Hacienda y Crédito Público, ha anunciado la primer medida, además de realizar gasto público en los próximos días, para lo cual requerirán, licitar obras y adjudicar compras; será la de despedir a 4,085 trabajadores de 6 distintas dependencias.

Lo anterior, generará un ahorro, que supuestamente será empleado para invertir ese dinero en gasto público; por el bien de las familias que quedarán desamparadas, esperamos, al menos, se transparente el gasto y se utilice en infraestructura y reactivación de la economía y no en pagos asistencialistas que puede resultar una gran medida política, pero jamás económica.

De igual manera, aún está a tiempo el gobierno federal, de considerar el cobro de impuestos en distintas actividades económicas, pues el cobro de más impuestos no genera riqueza, sino acumulación en manos del gobierno de dinero, que si no se invierte en educación, el campo y salud, termina siendo mal gastado.

Llama la atención que el gobierno manifieste que tiene un plan contra cíclico, sin embargo, no coinciden los anuncios con lo que recomiendan los especialistas; pues cobrarán más impuestos, pero invertirán menos en educación, el campo y salud.

Ya tuvimos una crisis en abasto de medicamentos, hoy desaparece el seguro popular por un programa del bienestar, esperemos que esta transición, no sea de gran costo a los mexicanos que menos tienen para esos gastos y que mayores necesidades presentan de atención, pero además, esperemos no sea otra causa para paralizar el gasto en esta materia y pegue, al igual que las otras medidas, de manera negativa en la economía mexicana.

Por hoy me despido, esperando tus comentarios.

Hasta la próxima.

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