Por hoy, estoy compartiendo una joya que no es mía. En realidad pertenece a un profesor de economía, cuyo nombre es Nicolas Gregory Mankiw, además de profesor, Mankiw es un gran macroeconomista estadounidense. Obtuvo su título de economista summa cum laude en la universidad de Princeton.

En la actualidad se desempeña como docente en la Universidad de Harvard. Entre los libros y manuales de estudios base que ha publicado se encuentra un texto sobresaliente, se trata de l libro “Principios de Economía”, en donde menciona diez principios básicos para comprender la mayor parte de los fenómenos económicos de nuestro mundo.

De acuerdo a Mankiw, entender estos 10 principios a cabalidad le permitirá a los profesionales de todas las áreas, y al público en general, tomar cada vez mejores decisiones. A continuación les  presento un bosquejo de las primeras 4 ideas planteadas por Mankiw.

Primer principio: Las entidades económicas se enfrentan a disyuntivas, y deben resolverlas para poder continuar su devenir. No resolver algunas de esas disyuntivas a tiempo, ocasionaría que las decisiones se acumulen, y que no puedan ser tomadas con eficiencia.

El tomar decisiones es seleccionar una de entre distintas alternativas, decidir, es caro, pero no decidir, es normalmente más caro. Frecuentemente para conseguir lo que se quiere hay que renunciar a aquello otro que también se quiere. Podríamos poner muchos ejemplos, pero me gusta relacionar este principio con una frase para la memoria: En la vida, todo se puede, pero no todo al mismo tiempo.

En el plano social, por ejemplo, los individuos agrupados en sociedades se ven en la necesidad de enfrentar disyuntivas como por ejemplo la de eficiencia y la equidad. La primera supone que la sociedad aprovecha al máximo sus recursos escasos y la segunda que los beneficios provenientes de ellos son distribuidos equitativamente. Así pues al distribuir el ingreso de los ricos a favor de los pobres, el estado reduce la retribución en comparación a la que es obtenida producto del trabajo arduo, trayendo como consecuencia que los individuos trabajen menos y produzcan menos bienes y servicios. Pero no distribuir, genera también un problema, un índice de desigualdad más severo, decidir es difícil, y la situación de un país es cambiante, por lo que no hay solo una decisión correcta. Una buena decisión un año, puedo no serlo tanto al siguiente.

Segundo principio: el costo de una cosa es aquello a lo que se renuncia para conseguirla. Las decisiones tomadas deben comparar costos y beneficios de los cursos de acción, si lo sabemos, pero hay que tomar en cuenta que elegir por una opción tiene como costo inmediato renunciar a las otras opciones que existían.

Suelo explicar este principio preguntando a mis alumnos si se pueden tener dos relaciones amorosas al mismo tiempo. Muchos responden que si, que si es posible, y es fácil entender por qué opinan así: No están acostumbrados al tema de escasez, ven sus recursos como inagotables. Una opción inteligente de resolver ese entuerto, es preguntar si realmente pueden tener dos relaciones, o si en realidad tienen dos medias relaciones, y como medias relaciones que son, sus posibilidades de éxito son mínimas.

Decidir es caro, porque renunciamos a las alternativas que teníamos antes de decidir. Pero no decidir es más caro. En una frase sobre la vida resumiría este principio explicando tres cosas: Todo cuesta. No existe realmente absolutamente nada gratis. Dejar una clase por irse a desayunar al Real del Monte siempre tendrá un costo, se vea a simple vista o no se vea. Si no puedes pagar el precio, no coquetees con una mala decisión.

Tercer principio: las entidades económicas racionales, inteligentes,  piensan en términos marginales, secundarios o alternativos, en pocas palabras, tienen siempre un plan “B” y a veces, hasta un “C”. El realizar ajustes en un plan de acción preexistente se llama según los economistas cambio marginal. Y hay que estar listo para ajustarlo. Decidir es caro. Siempre renunciamos a algo cuando decidimos. No decidir, es caro también, el timing puede perderse y eso ocasiona costos adicionales. Decidir mal, es caro también, pues habrá que dar marcha atrás en la mala decisión. Pero lo más caro de todo, es mantenerse en la decisión incorrecta por no querer retractarse. Le dediqué una columna a este principio en particular, y la conclusión indiscutible fue: Es de sabios cambiar de opinión.

Cuarto principio: los individuos responden a los incentivos. Ya que las decisiones son tomadas comparando costos y beneficios, la conducta puede variar cuando cambian estos.

¿Y qué es un incentivo? Son cambios en los costos o en los beneficios de los decisiores que pueden hacer que la balanza cambie de lugar. Se gobierna con incentivos, ya sea una familia, un municipio, o un país, son los incentivos que otorgan quienes gobiernan los que determinarán el futuro. Dan incentivos las jefas y jefes de familias, a sus hijos, para modelar sus conductas, dan incentivos las parejas a sus contrapartes, damos incentivos los profesores, para asegurar el aprendizaje. Son múltiplas los ejemplos, y hay mil y una formas en los que estos se desempeñan.

Mi consejo sobre la vida es simple al tomar en cuenta este principio: En lugar de pedir, busca un incentivo para que las personas quieran hacer. En lugar de ordenar, busca un incentivo que dé a las personas voluntad.

En la próxima columna, continuaré con el resto de los principios de Mankiw. Que son sin duda, y reitero, toda una joya.

José Luis Ramos Ortigoza.

José Luis es profesor de Economía de la Universidad Iberomexicana de Hidalgo, ha sido columnista y conductor de programas de Radio y ha participado en distintos programas de Televisión, es conferencista y consultor en temas económicos, administrativos y de Desarrollo humano. Lo encuentras en Facebook por su nombre.

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