El plan para esta edición de Astros era hablar sobre el regreso de la NFL, sobre el Astro con el número doce en la dorsal como serio candidato al séptimo anillo pero un tal Victor Garcés y sus porquerías hicieron que cambiara de decisión, así que tendremos los pronósticos de la temporada en la siguiente edición…

Mi Problema.

Mi problema es la fidelidad, mi problema es nunca abandonar, mi problema es siempre brindar mi amor y apoyo incondicional a quien no le interesa, mi problema eres tu Cruz Azul.

Mi problema es tu directiva anciana preocupada más por el dinero que por tu grandeza.

Parecía que con el inicio de la era Peláez los problemas con promotores habían terminado, pobre aficionado ingenuo.

Un año con quien parecía iba a comandar la vuelta de las cenizas de la máquina nos dio tanta ilusión como los minutos previos a esas finales perdidas; la mejor defensiva, la mayor cantidad de puntos en la temporada, salir del lugar 14 del descenso y pasar al tercero solo eran buen augurio.

Nunca se debe forzar a la gloria, solita llega, a base de trabajo, esfuerzo y una buena planeación. Se perdió una final, ¿y qué? Las bases estaban sentadas, se estaba conformando un gran plantel, no solo fueron “gastos” como dijo el vice-ladrón que recién reapareció en la noria.

Yo creía que la era de los dinosaurios ya había terminado… pobre aficionado ingenuo.

Parece ser que mi problema con ese promotor que tiene por apellido Hurtado, y que desde el nombre inspira desconfianza va a regresar, volverán las malas contrataciones, volverán los Edcarlos Conciençao, los “Toros” Ovelar, los primos de Messi y en una de esas los Maranhaos.

A Ricardo Peláez poco le importó su pasado ultra americanista, a comparación de la mafia Álvarez y los parásitos Garcés es un profesional en toda la extensión de la palabra que poco a poco se encargaba de devolver el amor a la institución, cambiar a una plantilla que no siente los colores, que no suda la playera.

Mi problema es tu directiva anciana y con miedo al progreso, titubeante, parecía nos estábamos modernizando, siguiendo el modelo de los equipos chicos del norte y de los que nos “saludan a su mamá” constantemente.

No me gusta ese temor, no me gusta el miedo que tienes a dejar atrás todo lo pasado, dejar atrás ese sentimiento al que te aferras. No me gusta que me ilusiones dándome lo mejor de ti para que después, en un instante me quiebres, en un instante rompas todos mis sueños, planes e ilusiones de la peor forma que se te ocurre y te es posible.

Sigo esperando un Cruz Azul que se dé cuenta, que despierte de esa amarga pesadilla; sigo esperando que aquellos años gloriosos con jugadores que de verdad sientan los colores regresen; que la directiva tirana se renueve a dar pie a la resurrección de los ideales de don Guillermo, más enfocados en lo deportivo y la hinchada que en lo económico. 

Sigo esperando un campeonato tuyo, Cruz Azul, un campeonato que me haga volver a creer en ti, un campeonato que me devuelva la fe que me has hecho perder de mil y un absurdas y mediocres maneras, un campeonato que me haga ser feliz y callar a tantos que no dejan de burlarse, un campeonato que marque una nueva era. 

Mientras tanto, me tienes aquí, cada semestre, sin perderme un solo juego, comprando tu mercancía, sufriendo semana a semana y con ninguna otra expectativa más que el fracaso a fin de temporada.
¡Dame un campeonato, Cruz Azul! ¡DAMELO!

Si esta columna la hubiera escrito hace unos tres días, así hubiese cerrado, pero ya no.

De por sí  había dejado de seguir tan incondicionalmente a Cruz Azul por sus constantes “desgracias” luego del teatro en TV en vivo ha dejado de importarme lo suficiente como para estar emocionado por una leyenda como Robert Dante Siboldi a cargo del primer equipo o el Conejo Pérez como entrenador de porteros.

Cruz Azul, me bajo de tu barco hasta que los piratas que llevas al timón no te suelten, hasta que demuestren que estoy equivocado y que reemplazar a Ricardo fue un acierto.

No cambio de equipo, eso no es de hinchas; solo tomare un receso de tanta mierda.

(Les dejo unos bonitos memes para intentar aligerar la más reciente decepción)

 

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