La cura del planeta comienza con la cura de los seres que lo habitan. El planeta tierra “Gaia” cambia constantemente, pues es un ser vivo (así como nosotros) con altibajos energéticos que son normales y se manifiestan a través de diversos movimientos y fenómenos climáticos.
Uno de ellos es a través del fuego y sirve para que el planeta regenere algunas regiones. Sin embargo, la mayoría de estas conflagraciones ocurridas en el mundo, curiosamente en zonas con mucha vegetación, son hechas a propósito.
¿Por qué?, ¿con qué interés?, ¿quiénes están detrás? Son algunas preguntas que me gustaría profundizar este día. Quizá te pueda parecer una historia sacada de la ciencia ficción. Solo quiero decirte que abres tu mente y corazón:
Lee como si fueras un principiante, haciendo a un lado lo que sabes, o lo que crees saber, para tomar en cuenta otro punto de vista. Reitero, esto no es dogmático, si las ideas, reflexiones o sugerencias te sirven, tómalas. Si no, deséchalas, no pasa nada.
Bueno, entremos en materia. Desde hace miles de años, este planeta está invadido por razas de origen extraterrestre que a toda costa han buscado la explotación de sus recursos, minerales y energía, pues, es una biblioteca cósmica.
En este proceso, utilizan a los humanos como su ganado energético (modificándolos genéticamente para apartarlos de su génesis divino), sometiéndonos a través de sistemas que ellos han creado como el alimenticio, educativo, religioso y social.
LOS CTHULHUS
Hay muchas variaciones de estas razas que se han disputando los recursos del planeta y, por supuesto, a la humanidad: Draconianos, Insectóides, Anunnakis, Liranos, Arios, Reptileanos, Chitauris, Luciferinos, Grises y Cthulhu.
Particularmente, esta última casta alienígena, Cthulhu, actualmente tienen más empuje y participación global. Están enquistados en Rusia y Canadá (curiosamente de este país son los consorcios mineros de están causando devastación) expandiéndose a través del control gubernamental de varios países de Centroamérica como México, Brasil, Argentina, Chile&
Debido a la elevación energética del planeta, que es ya imposible detener, estos seres están ejecutando su PLAN MAESTRO, son persistentes para seguir sirviéndose. A esto le llamo “El último coletazo del reptil”.´
EL OBJETIVO DE LOS INCENDIOS
Ahora bien, el producir incendios forestales en diferentes partes del mundo tiene varios objetivos: bajar el nivel vibratorio del planeta y de nosotros, devastando y envenenando, a través de la minería, la vegetación y los ecosistemas.
Promueven la matanza de seres vivos, pues además de alimentarse del dolor y sufrimiento que se genera al derramar sangre, envuelven a los seres humanos en un sistema alimenticio de consumo de un sinfín de comida que no nos nutre y es procesada a través de sus transnacionales, solo enferma.
Por eso, con la deforestación, se crean espacios para la ganadería y la agricultura, para que los humanos consuman y consuman. Esto, hoy en día, trae graves consecuencias ambientales por la sobreexplotación de recursos.
NO PODEMOS ESTAR EN UNA ZONA DE CONFORD, SE REQUIERE LA ACCIÓN
Los incendios ocurridos en los pulmones del planeta (Amazonas y África) han generado una empatía por en nosotros por el cuidado del medioambiente. Esto, traen consigo un reflejo individual: la cura del planeta comienza con la cura de los seres que lo habitan.
Es importante resaltar que, si bien estas entidades oscuras tienen su parte de responsabilidad del caos en la tierra, porque ellos son los creadores de estos sistemas, nosotros debemos de responsabilizarnos pues estamos siendo parte de su plan.
¿Cómo es esto?, sin la intención de juzgar a nadie pues cada proceso es distinto y diferente, formamos parte de esos sistemas al consumir, profesar y formar parte, aunque hoy los trascendiendo, cada quien a su paso. Hay muchos que ya no están siendo parte de la industria de la carne o, al menos, están siendo conscientes de lo que produce el consumir cadáveres (es mi caso).
Si bien, las oraciones y la concentración de consciencia colectiva son buenas para influir en la transformación de algo, por ejemplo, ayudar a que llueva para sofocar incendios, hoy se requiere también de la ACTUACIÓN consciente de cada uno de nosotros.
Podemos ayudar a que el planeta se vaya regenerando haciéndonos conscientes de aquellos procesos destructivos y cambiándolos: no tirando la basura en la calle, dejando de desperdiciar agua, centrarnos en nosotros, ver cómo mejorar nuestra alimentación y cuerpo, etcétera.
Siempre he admirado a las personas que limpian las calles o aquellos que cuidan los jardines. Ese trabajo, visto desde la esencialidad, es excelso pues están restableciendo la energía que se colapsa.
UN ACTO PSICOMÁGICO
Recientemente vi una convocatoria de Alejandro Jodorowsky, en la cual, a través de la acción de todos, podemos contribuir a curar lo ocurrido por los incendios en el mundo:
Para equilibrar la tragedia amazónica, propongo como acto mundial Psicomágico que el 7 de septiembre (día de la independencia de Brasil) , cada ser humano consciente siembre un árbol, en cualquier sitio que le sea posible. Una semilla que parece ínfima, contiene un árbol que contiene un bosque.
Una planta que se pisa, vuelve a crecer. La naturaleza nos enseña que quejarse no sirve de nada, necesitamos ACTUAR. Sembrar o plantar un árbol no es una revolución política, es una revolución poética.
Es plantar cada uno de nosotros una semilla de conciencia que simbolice la comunión plena de amor entre seres humanos y su madre Tierra. Demos una lección a los poderes del mundo desde la humildad de un simple y hermoso acto colectivo. Esa semilla o esa planta es un símbolo de vida, es un símbolo de libertad, es un símbolo de esperanza.
