Quienes vivieron la terrible crisis económica de 1995, recordarán como las pésimas decisiones del gobierno del ex presidente Ernesto Zedillo, tuvieron consecuencias catastróficas en el patrimonio de millones de mexicanos.

Los intereses bancarios (que repercutieron en el pago de créditos a la vivienda hipotecarios -), eran tan altos, que el pago mensual no alcanzaba siquiera para cubrir los intereses ordinarios, teniendo como consecuencia que se tuvieran que pagar intereses sobre intereses (anatocismo), algo hasta entonces prohibido por la ley en México, pero con la “ayuda” de la Suprema Corte de Justicia, inclusive se legalizaron.

Equivocaciones en materia económica trajeron una desgracia, de la cual, con un pueblo dedicado y trabajador, se salió adelante; los bancos lejos de recuperar el dinero, también cayeron en desgracia económica y aprendieron la lección, es decir prestar a tasa fija para que los créditos pudieran ser pagables y recuperables.

Hasta antes de esta crisis, solo el INFONAVIT (créditos para trabajadores de la empresa privada) y FOVISSSTE (créditos para trabajadores al servicio del Estado), ofrecían créditos blandos, es decir, no sólo con tasa fija, sino con pocos intereses y liquidables a 20 e inclusive 30 años.
 
La historia nos hizo aprender a todos y hoy en día las instituciones bancarias otorgan créditos con tasas fijas que fluctúan entre los 12 y los 16 puntos porcentuales, es decir, por cada 100 pesos, se pagan hasta 16 de intereses, mientras que los créditos de interés social, se pagaban alrededor de 4%.

Hace más de 10 años, el gobierno federal, ante la mala administración de sus propios organismos, tuvo la “brillante idea” de modificar los contratos de crédito, para operar en “números negros” y siempre recuperar los préstamos.

Así, hoy en día, quien tiene un crédito FOVISSTE, por citar un ejemplo, pagaría en teoría, una cantidad acorde y proporcional al sueldo devengado, y sólo incrementaría su pago mensual, en la medida que incrementaran sus ingresos.

Sorpresa, esto no sucede, pues bajo los esquemas actuales, los pagos mensuales se calculan en Unidades de Medida y Actualización (UMA), misma que varía según la inflación y lo hace de manera periódica mensual (para efectos de pago de créditos hipotecarios).

De esta manera, aunque el trabajador no perciba incremento salarial, su adeudo sí, esto es, crece mes con mes y al trabajador, por ley, no le pueden realizar descuentos superiores al 30% de su sueldo, por lo que lo pagado ya no cubre, siquiera, el monto de los intereses y con esto se genera la obligación de pagar intereses sobre intereses.

Cientos de miles han perdido sus empleos y sin importar si tienen ingresos o no, el crédito de su casa se debe seguir pagando y quienes aún no pierden el empleo, sus ingresos son insuficientes para liquidar periódicamente su adeudo y por lo tanto y a pesar de que su descuento les llega puntual, hoy el monto adeudado es mayor, inclusive que el recibido originalmente.

Urge una reforma de los esquemas financieros a los créditos hipotecarios, y el gobierno federal tiene la oportunidad histórica de hacerla y salvar a millones de mexicanos; de otra manera, estaremos condenados a una gran crisis en esta materia, como hace casi treinta años no se veía.

Por hoy me despido, esperando tus comentarios.

Hasta la próxima.
 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *