Si algo aplaudo al Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, son las respuestas directas y francas, cuando le hacen preguntas muy específicas y que sería imposible tener todos los datos al momento.
Un ejemplo, fue la respuesta, a pregunta expresa, de cuantos automóviles utilizaba la Presidencia de la República para trasladarlo en su gira, en donde con claridad dijo “no sé”.
Preferible es responder de esta manera, que inventar cifras, pues aún que hay detractores que manifestaran que debe tener al día todos los números, nombres, y datos, la realidad es que nadie tiene tal capacidad y para ello, debe contar con un equipo técnico preparado.
Lo preocupante es cuando, de la nada, manifiesta e intenta denostar las cifras que le presentan organismos de la sociedad civil, que se distinguen por su seriedad, o inclusive los datos que salen de sus propios organismos y que el Presidente cae en la simpleza de responder que él “tiene otros datos”.
No sólo pierde seriedad, sino que confunde a inversores, ciudadanos e inclusive beneficiarios de algunos de sus proyectos y/o programas sociales.
Los ejemplos, en apenas 6 meses de gobierno ya parecen innumerables, pues lo mismo declara un día y en el transcurso de las siguientes 24 horas aparecen voces calificadas, incluidas las de su propio gobierno, para dar “otros datos”.
Se habla de respeto a la ley, pero se adjudican obras, adquisiciones y servicios, de manera directa, violando la ley en la materia; se habla de ahorros, pero se ordenan obras (Aeropuerto de Santa Lucía, construcción de planta de energía eléctrica en Yucatán, Tren Maya) sin los estudios adecuados y/o sin los permisos básicos correspondientes.
En el discurso se pelea por la libertad de expresión, pero el medio de comunicación o la persona que se atreve a opinar diferente, se convierte en “fifi”.
Se habla de aprovechar los recursos naturales y evitar endeudar al país, pero se apuesta a endeudar al país para liquidar obras en las que se han invertido miles de millones de pesos (Aeropuerto de Texcoco), o para salvar a paraestatales como PEMEX, que nos resultará en la explotación de los recursos naturales contaminantes no renovables, en el precio más caro de la historia.
Se habla de evitar la corrupción en la compra de medicamentos para “evitar a los intermediarios”, pero se lanza convocatoria para que sean los “intermediarios” quienes los distribuyan en el país.
El discurso, en ocasiones es fácil, más si eres oposición, pero cuando gobiernas, el discurso debe ser congruente y real, pues de otra manera, generas un clima de incertidumbre que pega en la macro economía, que a la larga se refleja en la economía familiar y personal.
El mensaje debe ser claro, sin rodeos y sobre todo, con bases; inventar datos a diario, para salir de una crisis mediática, puede resultar en una crisis profunda y muy cara para el país.
Por hoy me despido, esperando tus comentarios.
Hasta la próxima.
