En los últimos 90 años, este país ha sido gobernado por tres partidos políticos distintos, el Revolucionario Institucional (con distintas siglas), Acción Nacional y ahora Movimiento de Regeneración Nacional.
Cuando gobernó Porfirio Díaz, (hace más de 100 años), México parecía tener una doble cara, pues pueblos indígenas y gran parte de la sociedad campesina y obrera, vivían en condiciones paupérrimas, no obstante, el peso tenía un valor a la par del dólar, se construyeron vías de comunicación como nunca antes y se promovía la ciencia y la tecnología a pasos acelerados.
Hoy, gozamos del reconocimiento de los derechos humanos, libertades para elegir en donde vivir, el oficio o actividad que deseemos desarrollar, e inclusive la posibilidad de comunicarnos con el resto del mundo.
La otra cara de la moneda nos dice que en la actualidad, el 50% de la población (60 millones), vive en condiciones de pobreza y 40 millones, de esos 60, viven en pobreza extrema.
Aunado al dato anterior, el dólar fluctúa cada vez que los vecinos del norte “estornudan” y acá nos da pulmonía; es decir, mientras hace 100 años no dependíamos de las decisiones de Estados Unidos, ahora nuestra economía e inclusive nuestra política, depende totalmente de lo que digan los vecinos incómodos.
Cuando Peña Nieto le dijo no al muro de Donald Trump, todos exclamamos nuestro apoyo, al igual que ahora lo hicimos cuando el equipo de Andrés Manuel manifestó que en caso de aplicarse sanciones con el alza de aranceles contra productos mexicanos, tomaríamos acciones proporcionalmente directas.
La triste realidad, tanto en el caso de Peña como de López Obrador, es que en ambos casos, y aún con una estrategia publicitaria inteligente, accedimos a las demandas del país vecino.
El más claro ejemplo, fueron las declaraciones del Canciller Marcelo Ebrad, quien comentó en entrevista que, “una vez que vieron los números de la migración, algo se debía hacer” para apoyar a los Estados Unidos.
El Presidente Trump, haciendo alarde de poder y más en un acto electoral y político que de una política de migración, aprovechó al máximo el asunto y durante una semana logró que el dólar rebasara la franja de los 20 pesos mexicanos por unidad monetaria estadounidense.
A nuestros queridos “gringos”, les encantó la postura nacionalista de su presidente, pues “ponía en su lugar” a los pueblos latinos, a pesar de que en realidad, los propios republicanos (partido al que pertenece Trump), ya habían expresado que no permitirían a su aparente loco presidente, proceder con aranceles, pues su propio país se vería perjudicado.
A México, no le quedó más que declarar su total cooperación con Estados Unidos y “el río regresó a su cauce”.
Hoy la lección debe ser en el sentido de que, aunque somos una nación soberana, debemos entender y no olvidar, que tenemos una dependencia económica con los del norte, y buscar una política mesurada e inteligente, pues las circunstancias para México, hoy no pintan nada bien.
Por hoy me despido, esperando tus comentarios.
Hasta la próxima.
