A finales de este mes, del 23 al 26 de mayo, Pachuca recibirá a lo mejor del cine hecho en el continente americano, con el Festival Internacional Cine de América. Ya en algunas columnas les he platicado algunas vivencias que tuve en este evento cinematográfico.
Como algunos de ustedes lo saben, queridos lectores, tengo el placer de dirigir ese festival, lo hago desde el 2017, año en que tuvo su primera edición. No solo ha sido un acontecimiento importante para el desarrollo cultural de la región, también es un acontecimiento para la cinematografía continental.
En su primer año, se dieron cita en Pachuca, grandes cineastas de todos los rincones de América. Fue muy grato recibir al maestro del cine colombiano Víctor Gaviria o la también colombiana Martha Rodríguez, primera mujer cineasta de Colombia. El FICAH, como también se le ha dado a conocer al Festival, proyectó obras de una hechura excepcional, tal es el caso de la película norteamericana Walking Out, dirigida por los hermanos Andrew y Alex Smith, presentes también en aquella primera edición.
Construir un festival de cine no es tarea fácil, no se trata únicamente de proyectar películas y esperar a que vaya el público. Es formar nuevos públicos, generar redes de trabajo entre los profesionales que asisten, ofrecer contenidos de alta calidad, entre muchos otros aspectos, todos a favor de engrandecer la oferta cultural de la entidad.
Estamos a muy pocos días de que comience la edición 2019 del Festival Internacional Cine de América. Serán más de 80 proyecciones de cine en los cuatro días de duración de esta fiesta cinematográfica. No tengan duda en acercarse a conocer la oferta del FICAH, las entradas al cine son gratuitas, las charlas y conferencias también son de acceso libre de pago.
Hoy, veo con mucho entusiasmo a la gente que ha creído en este proyecto. Tanto iniciativa privada como instituciones públicas, unen sus esfuerzos para poder presentar un gran festival de cine en Pachuca.
En solo dos ediciones, he sido testigo de muy gratas e inspiradoras historias, gestadas en el espacio del Festival. Ya sea entre público y realizadores o entre profesionales del cine, se han formado anécdotas así, de película.
Veinte años atrás, anhelaba tener en Pachuca un espacio para ver cine, platicar con gente que hace cine y aprender con gente que sabe de esto. Hoy lo tenemos a la mano, cerca y sin costo. Disfrutar una tarde en el cálido sitio que alberga al Centro Cultural del Ferrocarril y ver películas o caminar por los portales de la Plaza Juárez, mientras esperamos una función, créanme, se antoja.
