“Nada ni nadie va a encender tu luz ni mucho menos va acabar tus procesos. Solo nosotros lo haremos al responsabilizarnos de ellos y elegir cambiarlos: Ya no es tiempo de ir a buscar la raíz de donde vinieron (tus problemas). Es tiempo de que te enfoques en el cierre de ellos”.
Esta frase es de Poder. Llegó a mi vida hace unos días, gracias a una persona muy linda que me compartió un video de Elsa Farrus Rusiñol. Hoy quiero dosificarla con ustedes y abundar, porque la vida se trata de eso: compartir.
Muchos, y desde luego me incluyo, solemos detener el flujo natural de los procesos para repasar y repasar “el por qué” de ellos, “qué los originó” y, desde luego “las causas”. Incluso, como me pasó, apuntamos con el dedo y buscamos culpables, pues, resulta mucho más fácil hacerlo.
EL FUEGO Y LA ALQUÍMIA
En las últimas semanas, el elemento FUEGO en GAIA se ha hecho más presente (aunque siempre ha estado ahí) para que nos demos cuenta que también podemos hacer alquimia de esos procesos que nos han seguido por años, quizá décadas.
Incendios forestales, erupciones de volcanes y hasta la conflagración de viejos inmuebles, como la Catedral de Notre Dame, en París, y la Mezquita de Al-Aqsa, en Jerusalén, símbolos de lo viejo que esta llenado a su fin.
Ese fuego, por resonancia, se hizo presente en la superficie de muchos de nosotros, los humanos, a través de los pendientes que se tienen por trabajar y asimilar. Muchos lo manifestaron con dolores de cabeza, frustración y hasta fiebre& es momento de trascenderlos para ir más ligeros por la vida, pues, a donde vamos ya no son necesarios.
Son esas heridas que quizá siguen “medio abiertas” y que de tanto en tanto que reaparecen llegan a sangrar y causarte esa incomodidad. Pero su manifestación no es algo a lo que hay que rehuir. Aparecen, de vez en cuando, para recordarnos que aún no las hemos terminado de iluminar.
USA EL FUEGO INTERIOR DE TU CORAZÓN
Una vía, que no es la única, para ir sanando esos procesos es a través del fuego interior que genera ese corazón, también conocido como MANZANA DORADA, pues “nada ni nadie va a encender tu luz ni mucho menos va acabar tus procesos”.
Todos, absolutamente todos tenemos un poder interior, una llamita tripartita, que es “el fuego que no quema” y se genera desde el corazón, ahí cerca de la Orta. El corazón físico no solo bombea sangre, genera pensamientos y mantiene tu campo electromagnético activo. (Busca la imagen del Sagrado Corazón de Jesús para darte un ejemplo).
En esa parte está tu sagrado femenino y tu sagrado masculino. Al equilibrar las fuerzas forman una tercera energía, la del hijo, el fruto sagrado. Esta es LA VERDADERA TRINIDAD, no la que tergiversaron las religiones con los arquetipos del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
EJERCICIO PRÁCTICO PARA SANAR DESDE TU MANZANA DORADA
1. Ponte cómodo o cómoda, relájate con tu propia respiración y, cuando así lo sientas, comienza a percibir los latidos de tu corazón (puedes utilizar un estetoscopio, yo tengo uno y es sanador escuchar el ritmo de mi corazón).
2. Imagina que, de cada latido de tu corazón, surgen “DISCOS ROSAS Y VIOLETAS” (precisamente de la unión de tus dos energías)
3. Esos discos, muévelos a voluntad para purificar algún pensamiento, emoción, sentimiento, parte física de tu cuerpo (enfermedad) o alguna situación que te esté incomodando, puede ser, incluso de tu pasado.
4. Disfruta la sanación cuántica. Sonríe.
Nos encontramos en este plano de la dualidad aprendiendo la gran Maestría que consiste en reconocer el entendimiento de la luz y la oscuridad. Todos tenemos en nuestro interior sombras oscuras (representadas en los miedos y heridas) y luz (amor y entendimiento).
Recuerda que “aunque tengamos partes de luz y de oscuridad, si logramos amar por igual a ambos aspectos de nosotros lograremos amar por igual todo aquello que miremos más allá de nuestros ojos, es decir, sanamos”.
Comencemos a movilizar esa luz interna. Tengo la fe que todo fluirá e irá requetebién. Deseo, desde mi manzana dorada, que puedas trascender y purificar esos procesos y que te conduzcan a todo aquello que anhelas.
GRACIAS.
