El pasado jueves 25 de abril, Alfredo James Pacino, mejor conocido como Al Pacino, cumplió 79 años de edad. ¿Cómo presentar a este personaje? Sencillo, es uno de los más grandes actores en la historia de Hollywood, dueño de características físicas que desde el principio de su carrera lo hicieron inconfundible. Pacino es uno de esos actores que se pueden reconocer con solo con escuchar su voz, dueño de esa dicción tan neoyorquina, pero tan particular en este monstruo de la actuación.

Es uno de los más fervientes intérpretes de Shakespeare. En 1977 presentó en teatro su versión de Ricardo III; de la crítica en ese entonces, rescato algunas palabras, son de Richard Eder, quien en su artículo Drama: Al Pacino interpreta Ricardo III, publicado en el New York Times, afirma: “Un actor fuerte necesita un director fuerte y solo en casos raros puede ser él mismo”.

A diferencia de otros actores de clase mundial que presumen devoción hacia Shakespeare, Al Pacino la ha demostrado con una pasión incomparable por el drama y la actuación. Para muestra, dirigió en 1996, una rara pieza cinematográfica, con un alto valor artístico: Looking for Richard (buscando a Ricardo), es una fusión entre el documental y la ficción, con el drama más profundo. Esta película de Al Pacino, nos deja clara su maestría actoral y su pasión por el teatro. Para quien aspire a ser actor o actriz, incluso para quien ya lo sea, este filme tendría que ser ineludible.

Su interpretación de Shylock en la versión cinematográfica de El Mercader de Venecia dirigida por Michael Radford en 2004, creo que es el momento cumbre como actor para Al Pacino. Nadie pudo haber hecho un mejor Shylock que este auténtico histrión. 

Ya desde su interpretación como Michael Corleone, en El Padrino, la magna obra fílmica de Francis Ford Coppola, los espectadores y críticos de aquel tiempo, principios de los años setenta, se percataban del poder actoral de este hombre. Me atrevo a decir que Michael Corleone no sería el personaje memorable que es, sin Al Pacino.

Un par de piezas que recomiendo ver para disfrutar de su interpretación y constatar su pasión por la escena y sus cualidades como director, son: Wilde Salome y Salome; sin duda alguna un par de rarezas, una creación muy peculiar de la obra de Óscar Wilde, Salomé, que de por sí ya es una rareza dramática. 

Al Pacino será recordado por su interpretación de entrañables personajes. Tony Montana, en Scarface; Serpico, en la película del mismo nombre; el teniente coronel Frank Slade, en Permufe de mujer; Tony D´Amato, en Un domingo cualquiera. Seguramente ustedes, queridos lectores, también tendrán mucho que recordar de Al Pacino.

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