Aplaudo y concuerdo con las voces que exclaman que la educación en México, más allá de copiar modelos extraños (de otros países), debe buscar identidad propia.
No puede haber mejor proyecto que aquél que ajuste a la medida a cada nación, y dentro de ésta, inclusive analizar las realidades regionales, pues somos un país rico en etnias, costumbres e inclusive culturas.
No obstante lo anterior, sería un grave error, dejar de escuchar las voces de organismos, tanto nacionales de carácter privado, como internacionales, que nos permiten, en comparación con otros países, conocer la calidad de los estudios de nuestros jóvenes y la posibilidad de ser empleados por empresas y generar una riqueza a través de la productividad.
Voces como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), nos brindan la oportunidad de establecer comparativos y conocer nuestra competitividad; las agencias internacionales de calificación crediticia, nos permiten conocer el grado de confiabilidad de las empresas, públicas y privadas para invitar a inversionistas a participar con capitales frescos en su desarrollo.
Este tipo de opiniones, si bien es cierto, no son las determinantes para una política pública, sin duda alguna son un termómetro para saber sí el rumbo que tomamos, dará frutos a futuro.
En la educación, hemos tomado ejemplos de sistemas europeos y norte americanos, principalmente; vemos que las instituciones de educación superior se esfuerzan por aparecer en los primeros lugares de las empresas que establecen el ranking en la calidad de los programas educativos que ofrecen.
A pesar de ello, lo que importa a quienes estudian, van egresando y familiares de éstos, es el grado de empleabilidad, una vez que concluyen sus estudios, pues los empresarios no sólo analizan las instituciones de donde egresaron, sino sus habilidades y conocimientos personales.
¿A quién no le gusta que su hermano, hijo, familiar o amigo, consiga empleo al egresar de una carrera? Mucho más allá inclusive de donde la hubiere cursado.
Por supuesto que es fundamental la institución sea reconocida por organismos nacionales e internacionales, pero si el empresario no encuentra el material humano que requiere para su producción, ningún título será suficiente.
En tan sólo dos años, Hidalgo está rompiendo todo tipo de récord en atracción de inversión y generación de empleos en el sector productivo y no sólo en el comercio (los denominados empleos de mostrador), pero quienes vienen a invertir, exigen con todo derecho, sus futuros trabajadores (Ingenieros y Licenciados en Administración, Comercio y Negocios Internacionales), dominen el idioma inglés.
Si hoy no entendemos la importancia de generar educación de calidad, con profesionales debidamente preparados, estaremos arriesgando tanto las inversiones como el desarrollo de nuestra nación; por lo que el idioma inglés deberá formar parte desde la educación básica e impartido por personas que tengan el conocimiento para hacerlo.
Hay inclusive, jóvenes que hoy estudian la Licenciatura en la Enseñanza de la Lengua Inglesa, que importante será aprovechar este material humano en el sistema educativo y evitar caer en errores de antaño con base a una política de negociación con sindicatos educativos, más ahora que se han perdido los mecanismos de evaluación para los docentes.
Por hoy me despido, esperando tus comentarios.
Hasta la próxima.
