No pensé que el artículo anterior, publicado por AM Hidalgo, causaría tanta polémica, titulado “Cultura Mexicana”.
Recibí diversos mensajes y opiniones que llamaron poderosamente mi atención, aunado a una pequeña encuesta que realicé en mi muro y página, ambos del Facebook y que de manera sucinta pregunté si se debía otorgar castigo o perdón a las víctimas no fatales de la explosión de Tlahuelilpan, Hidalgo, pues se encontraban apropiándose de manera ilegal de combustible.
La controversia fue mayúscula y a efecto de evitar inducir alguna respuesta me concreté a ser testigo mudo de las respectivas respuestas.
La mayoría de los argumentos fueron estructurados, razonados y tanto de un lado como de otro, un tanto válidos.
No obstante lo anterior, lo que más llamó mi atención no fue el juicio emitido por los más de 250 participantes entre página y muro, sino que en casos particulares tocaron el tema de la “rapiña”, es decir del apoderamiento de bienes ajenos en indefensión aparente del propietario de los mismos.
Hubo comentarios acerca de la naturaleza humana, de la cultura del trabajo y de la cultura de la deshonra, con comentarios, algunos de ellos muy duros, pero ninguno cruel y otros con sentido humanitario, pero justificando su postura no por perdonar un crimen, sino porque el castigo recibido (las quemaduras) era mayor al propio delito cometido (criterio de oportunidad).
Así, fueron sucediendo comentario tras comentario hasta que varios de ellos refirieron que el origen era cultural, educativo, formativo y hasta natural.
Con diferencia al resto de lo vertido con antelación, hubo quien expresó que el mal es endémico (que se repite frecuentemente en un lugar y/o afecta habitualmente a una región o país); es decir arraigado en la sociedad mexicana, pero con un origen muy distinto.
Directamente expresaron que antes del año de 1970, los mexicanos trabajaban de manera honesta; el latrocinio y otros crímenes tenían duros castigos, pues en ocasiones inclusive, se aplicaba la “Ley Fuga” (asesinar al delincuente so pretexto de un supuesto intento de escape).
A los infractores a reglamentos administrativos, de tránsito por beber alcohol y la vagancia y “mal vivencia”, eran castigados de manera pública y para algunos hasta “ejemplar”.
Fueron, a decir de quienes han opinado en mis redes sociales, los gobiernos populistas que, en lugar de generar fuentes de empleo, iniciaron con programas de regalo de bienes, servicios y después dinero en efectivo, haciendo a una sociedad floja y poco interesada en la cultura de trabajo que distinguió a México por años.
El combate a la desigualdad y la pobreza fue la bandera, y obvio nadie nos oponemos a dicha lucha, el problema, según quienes opinaron, fue que nos volvimos paternalistas y corrompimos a nuestra sociedad, fijando un círculo vicioso, pues más votos se obtienen si mayores promesas de subsidios, regalos y entregas de apoyos económicos se prometen.
¿Es esa la realidad o razón por la cual México perdió la brújula y hoy no causa deshonra cometer un crimen?
Hoy más que nunca, espero tu opinión y experiencia.
Por hoy me despido, esperando tus comentarios.
Hasta la próxima.
