La pedagogía Waldorf, fundada en Alemania desde hace cien años por Rudolf Steiner, encamina a los niños a un desarrollo integral que, a diferencia del sistema educativo tradicional, se enfoca en dar libertad al individuo por medio del autodescubrimiento.

En Hidalgo, desde 2014 está instalada la primer y única comunidad educativa que utiliza esta metodología, avalada por la Unesco, a través de una asociación llamada ‘Jardín Coporillo’, ubicada en el municipio de Epazoyucan.
 

“Aquí se busca el respeto por el desarrollo integral del ser, el cual es el cimiento de personas claras en su pensar, sentir y actuar, así como plenas en el servir. Todo esto en un entorno natural”, comentó Paola Martínez, fundadora de la comunidad.

En entrevista con AM Hidalgo, señaló que esta comunidad es una semilla que busca ‘una educación sana para el desarrollo integral del individuo’. Actualmente, Jardín Coporillo forma parte de aproximadamente mil 100 escuelas Waldorf y 2 mil jardines en 80 países.

¿QUÉ ES LA PEDAGOGÍA WALDORF?

Es un programa de educación integral, vivencial y humanista que abarca desde Matemáticas, Lenguaje, Ciencias Exactas, Naturales y Sociales, hasta el dominio de idiomas extranjeros.

En los tres niveles educativos que ofrece (maternal, jardín de niños y primaria) se impulsa el arte y la agricultura como la base de exploración para los niños y su sano desarrollo. En este sentido, Jardín Coporillo está reconocido por el ASWNA (Association of Waldorf Schools of North America) y WECAN (Waldorf Early Childhood Association of North America).

“La enseñanza se divide en septenios. En el primero se trabaja la voluntad, en el segundo el sentir y en el tercero el pensar”, comentó Paola Martínez.
 

Fomentan que los niños tengan un buen sentido del equilibrio y movimiento, con la intención que en el segundo septenio se vea reflejado y se incluya en un desarrollo intelectual sin descuidar la agricultura, el arte, el trabajo en comuna y el cuidado del medio ambiente.
 

“La pedagogía alberga el hacer, sentir y pensar. Es una educación integral en la que no solamente se ve a un humano que se quiere cultivar intelectualmente, sino también se trabaja el sentir y el pensar: hacen manualidades, pintan y modelan. Hay actividades en las que la familia completa está invitada a participar”.

En todo momento se fomenta la agricultura como la madre de las culturas. “Ella nos muestra el respeto y convivir con la naturaleza, es algo que no debe de estar separado de la educación. Forma parte de una educación integral”.

A diferencia de una escuela tradicional, en Jardín Coporillo se busca “la libertad de un individuo. Es lo que ofrece este sistema pedagógico, en el que los niños sean libres de pensamiento, sentimiento y emoción para que busquen su camino y se conozcan a sí mismos. Eso mismo les permite respetar la individualidad del otro”, indicó.

Actualmente, esta comunidad educativa alberga a niños de diferentes edades que vienen de Pachuca, Tulancingo y Mineral de la Reforma. Será el próximo año que la pedagogía Waldorf cumpla cien años en el mundo.

 

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