Los últimos días ha rodado por redes sociales la imagen de un arbusto con forma de perro a cuya sombra yace un traste con agua y cientos de croquetas destinadas a los animales callejeros que buscan un poco de alimento o simplemente refrescarse de los agobiantes rayos del sol, pero… ¿quién colocó ese pequeño santuario?
El amor a los perros y las ganas de ayudarlos de una veracruzana anónima que vive en Pachuca desde hace ocho años, la han impulsado a recoger, sanar y buscar hogar a decenas de canes en situación de calle.

“Empecé desde muy niña, cuando era pequeña llegaba al rancho de mi abuelo llorando con algún perrito que me encontraba y él siempre terminaba aceptando que se quedara, no formo parte de una asociación, lo hago sola. Yo creo que he rescatado como a unos cien, más o menos. Solo dos se me murieron pero los demás ya tienen casa que los quiere”.
Colocar agua y croquetas es una forma de devolver lo bueno que te da dios y genera satisfacción en ella; el anonimato se debe a que busca el bien de los animales y no lucrar ni volverse famosa.
“El alimento y el agua son porque hay mucho perro muriendo de sed, de hambre y tal vez siento compasión y también debemos ayudar. Dios te da muchas cosas y eso que te da hay que regresarlo de una u otra forma, entonces para mi es importante y es algo que me gusta hacer y me da mucha paz”.
Lamentablemente mucha gente ha sido sorprendida mientras roban las croquetas del piso e incluso suelen visitar el lugar de madrugada para llevarse todo el alimento, existen videos que lo constatan, pero la chica continúa con su labor sin importarle los hurtos.

Un verde arbusto con forma de can resalta del cotidiano paisaje citadino, parece que dio vida a esa zona de la calle Guerrero del Centro Histórico de Pachuca pues llama mucho la atención de la gente que se detiene a observar e incluso se toma fotos con él.
“Hace un año pasó un chico de madrugada y tiró los arbolitos de aquí, entonces ya nadie plantó nada. Pedí el permiso y dije hagamos un homenaje a mis perros de la calle y mandé a hacerlo en forma de perrito, si parques y jardines no hace algo hay que hacerlo nosotros”.
Ha rescatado a muchos perros callejeros que por casualidad se topan con el pequeño oasis, la mayoría de veces regresan y la veracruzana se gana poco a poco su confianza; si es necesario los atiende de manera instantánea, pues han llegado muchos cachorros con serios problemas de salud.
“Aquí han llegado perros con pulmonía, con sarna y se les da seguimiento, he buscado a mi veterinaria, y otro amigo me ayuda a rescatar, se quedan con la doctora hasta que encuentran casa. Están conmigo desde que los recojo, los llevo al doctor, estoy al pendiente y pago todo, la curación, las cirugías y la esterilización”.
En este momento tres perros están esperando encontrar un nuevo hogar, ellos ya se encuentran totalmente sanos y se han recuperado de la desnutrición, atropello y maltratos que recibían.
Su número telefónico es 771 266 9969, lo compartió por si alguien quiere hacerse cargo de uno de los peludos o donar croquetas para los callejeros.
“Una perrita que apenas encontré Chocolate estaba con el útero de fuera, ya la operaron y a otra la vinieron a dejar aquí, no se le pegaba la piel porque tiene huesos y a Lalita la encontré atropellada, ella ya está bien y las tres están en adopción”.
Ella se encarga de encontrar un muy buen hogar para cada animal e incluso suele hacerse cargo de los gastos médicos después de que los entrega a su nueva familia, claro, bajo tres condiciones.
“Yo doy seguimiento, pido autorización para irlos a visitar y estarlos checando, si ellos se enferman vuelven a ir al veterinario y yo corro con los gastos para que estén sanos. Las únicas condiciones son que los tengan libres, que los traten como parte de la familia y que no regresen a la vida que tenían”.
TIGRE, EL PERRO QUE MARCÓ SU VIDA
Tigre y Manchas son dos canes que ella recuerda con mucho cariño pues tuvieron que soportar severas pruebas pero, afortunadamente, ya están con alguien que los quiere y los cuida como todos ser vivo merece.
“Tigre es el que más recuerdo, me marcó mucho porque yo nunca había visto un perro con tanta tristeza, llegó aquí cuando yo tenía a Toño y María en adopción. Conocí a Tigre cuando estaba abrazando a esos dos perritos y Tigre se quedó viendo de lejos y le dije “ven, para ti también hay abrazo. No sé si alguna vez lo hayan abrazado pero le encantó”.
“Pasaron unos días y los vecinos me dijeron que se habían llevado a Toño a la perrera. Fui por él y resultó que Tigre había venido a tomar agua y se lo llevaron, así que me los traje a los dos. Creo que por el susto dejó de venir, pasaron días y cuando regresó estaba con neumonía y aquí se desmayó”.
En ese momento Tigre luchaba por sobrevivir, el veterinario había dicho que no pasaría de esa noche, no veía muchas esperanzas para él.
“Ahí entendí que él estaba triste, que quería un hogar, él no quería la calle. Le dije “si tú te pones bien te prometo que te busco un hogar… ¡nombre!, de no pasar la noche amaneció súper bien”.
“Ya tiene familia, es súper libre, vive en Acayuca y va a las bodas, bautizos, fiestas, anda en el mercado, es muy feliz, que es lo importante. Cuando lo voy a visitar me recibe, me lleva y me muestra a sus amigos, a su hijo, percibo que agradece por lo que ahora tiene”.
UN SUEÑO QUE QUIERE TRANSFORMAR LAS PERRERAS
Asegura que Pachuca la recibió muy bien y que uno de sus sueños es poder cambiar el giro de las perreras de los municipios pues existen más alternativas que sacrificar a los perros.
“Yo siempre he pensado que si el antirrábico debería cederse a las personas que realmente queremos a los perros, para no matarlos, para que los estudiantes de veterinaria los operen con causa. Que si encontraron una tropellado lo operen y lo ayuden, ellos también harían sus prácticas ahí, con responsabilidad, claro”.
“Tener ese recinto para darlos en adopción por si tienen un animalito al que no pueden mantener, o que no le pueden pagar algún tratamiento que lo ayuden ahí. No sé quién sea el encargado del antirrábico pero deberían de ceder el lugar a personas que sí se preocupen por el bienestar de los seres vivos”.
Su familia le ayuda con los gastos pues a voz de la beneficiaria “yo les aviso cuando llega otro perro que necesita ayuda, entre todos nos cooperamos y yo me encargo de todo”.
Cada día cambia el agua y pone más croquetas según la demanda, cada mes utiliza cinco bultos de alimento y debe luchar contra ladrones de alimento, gente que tira el agua de los recipientes e incluso vecinos que no quieren que los animalitos se acerquen a comer al lugar.
“Denle la oportunidad a un perro de tener un hogar, cámbienle su mundo, tu mundo también va a cambiar, vas a encontrar el amor, será recíproco porque tú cambiaste su vida”.
