Basta con transitar por los alrededores del Parque Hidalgo para escuchar las risas de los niños que corren entre las jardineras o el sonido de la música guapachosa que acompaña el grito de los comerciantes que vociferan y anuncian sus productos.
Nieves de limón, guayaba o mango; cócteles de fruta ligeramente asoleados, refrescos y jugos que se enfrían en hieleras con agua; raspados de dulce rompope o ácido tamarindo, es la variedad que se degusta en este parque.
Foto: Lorena Rosas
Al caminar, es casi imposible no tropezar con los triciclos que los niños manejan a toda velocidad por los angostos senderos del jardín.
“Combinado por favor”, le dice un niño al vendedor de helados, quien desde la fuente que está al centro del parque anunciaba su llegada con el titilar de su escandalosa campana.
El área de juegos es la más visitada en domingo, especialmente cuando se anunció la suspensión de actividades escolares en lunes. Mientras los rayos del sol queman el rostro de los niños al deslizarse por los toboganes, los padres de familia los observan a distancia bajo la sombra de los árboles.

Foto: Lorena Rosas
Otros degustan chicharrones mientras escuchan música regional mexicana, pero cuando el género musical cambia a rap se dispersan uno a uno de la mano de sus hijos.
Los balones se oyen rebotar de una portería a otra, algunos ven el partido, pero hay quienes esperan su turno para entran a la cancha y jugar una cascarita con el equipo ganador.
Foto: Lorena Rosas
Al final del parque, sentados en el pasto, más de una familia acomoda las bebidas y alimentos que degustará mientras pasa un domingo familiar.

Foto: Lorena Rosas
