Al disolverse un vínculo matrimonial implica que las partes ya no vivirán juntas, por ende, si hay hijos, estando separados ejercerán la patria potestad, la cual tiene los mismos derechos y obligaciones para ambas partes.
La guarda y custodia por lo general la ejerce la madre hasta que los hijos cumplan 12 años, a menos que el padre resulte ser más idóneo que ella, lo que se acredita con estudios psicológicos y escuchando a los menores sobre con quién desean vivir en forma permanente y tener visitas con el otro progenitor. Los padres tienen los mismos derechos en el divorcio.
La persona que durante el matrimonio se hubiera dedicado al hogar y al cuidado de los hijos puede tener una compensación de hasta el 50 por ciento de los bienes adquiridos.
Aquellos que fueran dependientes económicos tienen derecho a que los sigan manteniendo por el tiempo que duró el matrimonio y a los hijos mientras estudien y tengan la edad cronológica de estudiar.
El reto es tratar a las partes divorciantes en igualdad de condiciones y ver quién de las dos resulta más idónea para el cuidado de los hijos en caso de que ambos pudieran tener un desacuerdo.
