León, Gto.- “Lo peor no ha pasado, lo peor para muchos está por venir”, consideró el especialista en economía, Eduardo Sojo Garza-Aldape, en su ponencia en la cuarta edición del Congreso Apimex.
Y sin querer ser catastrófico mencionó que los hogares más vulnerables enfrentaron la pandemia en condiciones extremadamente difíciles, muchos de los cuales en el camino vendieron gran parte de su patrimonio, y al final falleció el papá o la mamá, sus proveedores económicos, así como lo difícil que será para un millón de personas volver a subir las cortinas de sus negocios.
“La lenta recuperación de los empleos formales afectará desproporcionadamente a los jóvenes que se están incorporando a la fuerza de trabajo e impulsará la proliferación de ocupaciones informales y sueldos precarios”, aseguró.
Quien fuera titular del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) recordó que a la pandemia México ya llegó en malas condiciones.
Mientras que en los tres últimos años del sexenio pasado se estaban generando 700 mil empleos anuales, en 2019 apenas se llegó a 350 mil.
“Y nos estábamos preparando sin aún saber de la pandemia para un 2020 en México bastante irregular, yo diría muy mediocre; sin embargo, con la llegada del coronavirus apareció el confinamiento que provocó choques de oferta y demanda sin antecedentes”, explicó.
Sojo apuntó que todos los países buscaron aplanar dos curvas de forma simultánea: la de la pandemia y la económica; sin embargo, las acciones que ejecutaron sus presidentes causó que los impactos sociales y en la economía fueran muy diferentes en cada nación.
“En México se subestimó el uso del cubrebocas, no se dio ejemplo sobre su portación, y prefirieron quedarse cruzados de brazos como si nada estuviera pasando en vez de optar por ofrecer apoyos a las familias y a las empresas”, lamentó.
“Verdaderamente somos ejemplo de lo que no se debe hacer en un país”, aseveró.
Consignó que tanto el presidente Andrés Manuel López Obrador como Hugo López-Gatell, titular de la Subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud, optaron por hacerse cargo de la coyuntura de forma solitaria, desaprovechando el ejército de alcaldes y gobernadores que pudieron sumarse para enfrentar la crisis sanitaria.
Sojo, quien fue asesor económico en la administración del ex presidente Vicente Fox Quesada, apuntó que los resultados en materia de Salud y Economía que hasta ahora se han dado en México han sido desastrosos, con cualquier parámetro que se les compare.
Citó algunos ejemplos como el que México está en el sitio 138 a nivel mundial en pruebas COVID-19 por millón de habitantes, en segundo lugar en personal médico con más fallecimientos a nivel internacional, segundo lugar en muertes excedentes por cada 100 mil habitantes y el peor lugar para estar de acuerdo al ranking de Bloomberg.
“Alguien podría decir que en Europa y Estados Unidos también hubo muchas muertes, sin embargo la diferencia es que en México tres de cada 10 fallecimientos han sido en personas de 40 a 59 años”.
Lo que viene
Respecto a la vacunación contra el coronavirus, comentó que México es el lugar 75 en el mundo en cuanto a aplicación en su población, siendo muy poco el porcentaje de gente que en la actualidad ya ha recibido el antiviral y menor aún quienes han recibido las dos dosis requeridas.
“México está atrás de las economías emergentes, ha sido el país con peor desempeño en crecimiento económico”.
Compartió las pérdidas en sectores como el del entretenimiento con los cines, en las aerolíneas, en exportaciones de vehículos y en ventas de tiendas de autoservicio y departamentales, en donde justamente ropa y calzado fueron los productos con mayor caída en sus ventas.
“Quedamos en el cuadrante de la vergüenza en muertes y en economía. Quedamos en el lugar en donde ningún país quisiera estar”, aseguró el especialista.
Por último, mencionó que para que la situación no sea más dañina en el panorama para México será clave la evolución en la economía de Estados Unidos, disponibilidad y eficiencia en la aplicación de las vacunas y la recuperación en la confianza de los inversionistas.
“Nos equivocamos los que pensábamos que al reflejar los datos de una realidad diferente a la que el Gobierno federal contemplaba iba a tener capacidad para corregir las cosas”, finalizó.
