León, Guanajuato. Patricia Alejandra Bustos González es ejemplo de que la vocación, no solo nace, también se hace, pues luego de intentar desarrollarse en otra área encontró en la enfermería su mayor pasión. 

En 1931, el entonces director del Hospital Juárez de México, José Castro Villagrana, calificó a los y las enfermeras como un “regalo de reyes” para los pacientes. 

Desde que ingreso al IMSS ha sido parte del equipo que está en la batalla contra el Covid-19.

Patricia Alejandra estudió en la Escuela Yvette Aranda, cuenta con cursos en soporte vital básico, soporte vital avanzado y es asesora en lactancia materna. Además, en el 2020 se sumó a la lista de quienes están en la primera línea de batalla del Covid-19 y  asegura que no se arrepiente de haber optado por esta profesión. 

Yo decidí estudiar esto por azares del destino. Estaba estudiando en la Universidad de Guanajuato el propedéutico para ser química fármaco bióloga, pero no se me dio y me vine decepcionada a León, le dije a mi mamá que ya no quería estudiar nada y ella me dijo que me metiera a otra mientras intentaba el siguiente año. Busqué escuelas, salió Enfermería y Criminología y escogí la que iniciaba las clases primero”, contó. 

Durante sus primeros semestres y conforme sumaba conocimientos se enamoró de la carrera y desde entonces esa motivación y pasión han ido en aumento. 

En tercer semestre empezamos con las prácticas, con lo más sencillo que era tomar signos vitales y luego fue aumentando el grado de dificultad, pero ya tener el contacto con la gente era muy padre porque te ven como una autoridad y te toman en serio por ser personal de salud y también te sientes con una mayor responsabilidad porque está su bienestar de por medio”, compartió. 

Mientras cursaba sus estudios, trabajaba en una tienda departamental al norte de la ciudad y en su año como pasante acudió a una entrevista de trabajo que solicitaba a una enfermera de tiempo completo, por lo que desertó de la vacante. 

Después de unos meses me marcó la Jefa de Enfermería de Poliforum porque ella fue quien me entrevistó en esa ocasión y me dijo que le gustaba mi curriculum y que había sido muy honesta, por lo que me propone un puesto como enfermera laboral ahí”, agregó. 

Terminando su año de servicio, entró a trabajar al Hospital Aranda de la Parra donde estuvo tres años y seis meses; luego un año en el Hospital General de León; y desde hace seis meses en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS)

De mi profesión me gusta cuando los pacientes se van contentos, cuando libran su enfermedad y te dan las gracias, eso es lo más reconfortante. Personalmente he coincidido con mucha gente que a la fecha forma parte de mi vida y que no me esperaba conocer a personas tan valiosas”, expresó. 

Por otro lado, la muerte es una de las cosas con lo que no ha podido lidiar, pues aunque en su gremio se generaliza que se vuelven fríos ante este suceso, para ella sigue siendo impactante ver el momento en el que los pacientes dan su último aliento y muchas veces sin la compañía de sus seres queridos. 

Desde el momento que se pone su uniforme, la motivación recorre su cuerpo, cuando pisa el nosocomio la adrenalina le indica que es momento de enfocar su energía y pasión para ayudar a salvar vidas y así reafirma que tomó la mejor decisión. 

No soy la enfermera que más sabe, me falta mucho por aprender, pero la calidad humana que le puedes aportar al paciente es esencial, me pongo desde ese lado y los trato como me gustaría que trataran a mis familiares o a alguien que quiero, con respeto y de la mejor forma, ya que de por sí es difícil entrar a un hospital, sentirte mal y todavía recibir un mal trato, pues podemos contribuir a hacerlo menos pesado”, señaló. 

Lucha contra el Covid-19 

Portar cada día el uniforme es una responsabilidad pues se siente en la mira de las personas y más ahora  que el Covid-19 forma parte de la lucha diaria. 

Su vocación se desarrolló conforme adquirió los conocimientos de enfermería.

Desde que empezó la pandemia hay personas que te voltean a ver feo, se siente un rechazo porque creen que eres el medio de transmisión para el contagio, pero también nosotros tenemos una familia que cuidar en casa y por lo mismo hacemos todo lo posible por cuidarnos”, comentó.

Entrar al área de Covid-19 le genera miedo, pero siempre se encomienda a Dios, se prepara con uniforme quirúrgico, bata, googles, máscara, careta y guantes para entrar, atendiendo jornadas de más de siete horas, sin comer, transpirar o descansar para poder continuar. 

Sales deshidratado porque estás sudando, los pacientes están acostados, pero llegas a tomar signos, cambiar pañales y medicamento& al final del día vale la pena porque son vidas que estás cuidando y ayudando a salvar”, expresó. 

Con el entusiasmo de ser cada día mejor en su profesión, le gustaría estudiar una especialidad en urgencias o geriatría, y recordarle a la Patricia Alejandra del futuro que nunca pierda la motivación de su trabajo. 

Como enfermeros debemos ponernos en los zapatos de la gente, hay colegas que han perdido el sentido de por qué están ahí y los invito a recordar que es dar lo mejor de nosotros para que la gente pueda salir adelante, pero también hay muchos que como yo lo hacen con entusiasmo y motivación”, finalizó. 

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