León, Guanajuato.- El fervor leonés a la Virgen de Guadalupe no cambia, se adapta. Desde principios del siglo 19 quedó registrado: los obreros del calzado son guadalupanos. 

Hay una coincidencia de este fervor, ocurrió de inicio con la obra del Santuario de Guadalupe y la casa contigua, se multiplica con la llegada de los jesuitas para crear una nueva serie de rituales y fiestas en torno a la Virgen”, explicó Luis Alegre, cronista de León.

Previo existió un fiel seguimiento a los santos Crispin y Crispiniano, que justamente tenían cofradías y peregrinaciones propias. 

Después se muda en León el culto de la Virgen del Tepeyac y se crea la Asociación de Obreros Guadalupanos, para hacer una gran peregrinación el día 12 en ánimo de fiesta, para dar gracias una vez al año por los favores que reciben en el trabajo y mantenerse de la industria”, platicó el cronista. 

La asociación permitió que el  fervor pasara a otros ramos como el deporte: en el atletismo con la Carrera de San Crispín y San Crispiniano o la carrera Guadalupana que se ostentó como la más antigua; en futbol fue la Liga Guadalupana.

El Santuario de Guadalupe se convirtió en referencia por su ubicación en el cerro de la soledad. Logró para los creyentes una gran obra social, como el Hospital de Don Pablo de Anda, la beneficencia a los niños huérfanos y la orden de las madres Mínimas, se integró ayuda, colaboración y solidaridad con los que menos tienen”, explicó Alegre. 

Este culto a la Virgen colaboró con el Santuario, pues las peregrinaciones se traducen en ayuda que se reparte a lo largo del año para manutención del templo.  

José Ignacio, junto a sus empleados, realizan cada año peregrinación al Santuario con la imagen a cuestas. 

“Pero actualmente es tanto el valor que se le agrega a la peregrinación que ahora con la pandemia se redujo a una sola misa con representantes de las 80 fábricas que mantienen viva la peregrinación de varias décadas”, aseguró Luis. 

También este día se utilizaba para ir al Santuario y jurar sobriedad a la Virgen morena.

Hereda Virgen de mamá

El marco es de madera, muy vieja pero bastante resistente y pesada, sostiene una manta hilada en cuerda delgada, suave como la mirada de la figura que conforma.

La guadalupana pesa más de 10 kilos y fue la herencia que José Ignació González tuvo de su madre, a quien todos los días recuerda. 

Mi mamá falleció y me la quedé, ahora sí que es algo que los dos compartimos”, dijo José, que hoy hará tamaliza con sana distancia con más de 20 empleados en Calzado KS.

Su fábrica está en San Juan del Coecillo, todos los años asiste a la peregrinación con sus trabajadores, cargan a la Virgen en turnos porque es pesada y desde la Calzada al Santuario de Guadalupe, tardan hasta 5 horas en llegar. 

Con más de 10 kilos, la pesada e imponente imagen fue heredada para los devotos de Calzado KS.

A la fecha no le hemos quitado el nombre que tenía cuando la hicieron, perteneció en un principio a Tenis Panthers y esa fue la única condición que puso el dueño original, mi mamá aceptó”, recordó José. 

La Virgen fue un regalo de uno de los clientes de sus padres, que al cerrar su fábrica la obsequió con la condición de que no quitara el nombre de su fábrica y José lo cumple.

“Yo estoy orgulloso de ser guadalupano, zapatero y del Coecillo”, explica en voz alta mientras sus colaboradores se acomodan alrededor de él para tomarse una foto.  

Atienden a la morena del Tepeyac al medio día 

El ruido de la compresora, la pistola de aire y las máquinas de pespunte paran, es medio día y todos se reúnen para rezar una oración a la Virgen.  

Esto es parte del novenario previo al 12 de diciembre, cuando hacen tamales, convivencia con distancia y mucha fraternidad entre los trabajadores del Calzado 7 ubicado en El Coecillo. 

Todos los días le rezamos una oración, somos devotos y sin eso no podríamos presumir de tener pedidos arriba de los 7 mil pares”, explicó Verónica Hernández, contadora de la empresa que tiene a 60 empleados trabajando.

La Virgen está situada en lo alto de la nave donde vigila todo, entre trabajadores dicen que los cuida de que no pase algún accidente y que mejoró el panorama de volumen a producir tras iniciar la pandemia. 

La empresa tiene más de 12 años y el éxito viene de los trabajadores y la fe que tenemos en que no bajarán los pedidos, porque ahorita por la pandemia acabó; queremos recuperarnos”, explicó Verónica. 

Una de las peticiones es que no acabe el trabajo y que el pago esté a tiempo. 

El festejo a la Virgen de Guadalupe no se cancelará por completo, se oficiará una misa dentro de la fábrica para mantenerse agradecidos, todos con cubreboca y gel antibacterial. 

Tenemos la oportunidad de estar en Sapica y producir bastante, eso nos pone contentos, porque es trabajo de equipo, una gran familia “, finalizó. 

HLL
 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *