León, Gto. El concepto de responsabilidad afectiva consiste en ser conscientes, empáticos y asertivos en la forma de relacionarse con los demás. 

La psicóloga Monserrat Pacheco Cortés explica que más allá de vivir en grupo, el individuo necesita de las relaciones interpersonales, la mayoría de las alegrías y de las penas, dependen de las mismas. 

Monserrat Pacheco Cortés/Fotos: Cortesía. 

El ser humano tiene emociones y sentimientos, y esta vida afectiva influye decisivamente en el comportamiento y funcionamiento cognitivo. Gran parte de nuestro comportamiento está influenciado por nuestras motivaciones y deseos, eso nos empuja a hacer algo”, agregó. 

Los temores y expectativas son expresiones del deseo en el pensamiento espontáneo. La expectativa es el reflejo de la esperanza de que el deseo se va a cumplir; el temor, es el resultado de la preocupación de que el deseo no se cumpla. y esto se transforma en frustraciones y tristeza.

Entre las necesidades básicas del ser humano están las fisiológicas como respirar, comer, dormir& y en las afectivas que se refieren al contacto físico, la necesidad de intimar y pertenecer a un grupo”, detalló. 

Si no se cubren las necesidades afectivas genera consecuencias negativas para el individuo. Cuanto antes sea el déficit en el curso de la vida, mayor es el efecto del mismo sobre la persona. El efecto es afectivo y repercute en la personalidad y en los niños pequeños puede costarles la vida.

La responsabilidad afectiva es tener, justo eso, la responsabilidad de cómo yo me relaciono con los demás. En terapia, a mis pacientes les hablo sobre tres aspectos que nos pertenecen como individuos al alcanzar la madurez en el desarrollo afectivo, los cuales están bajo mi control y por ende soy responsable de: mis pensamientos, lo que digo, cómo me comporto y reacciono ante cualquier situación en todo tipo de circunstancia”, compartió.

Para practicar la responsabilidad afectiva es importante ser consciente de uno mismo y conocerse lo mejor posible, lo que en psicología se conoce como autoconocimiento, una retroalimentación y reflexión sobre los pensamientos y comportamientos. 

Cuando comienzo a relacionarme tengo que tener ideas claras, ¿qué busco en una relación? ¿qué espero? y saber expresarlo. En este sentido se deben seguir los siguientes pasos: reconocer mis emociones, expresarme de manera asertiva, comunicarme con empatía, entender o tratar de comprender que la otra persona tiene emociones, necesidades y sentimientos que tenemos que conversar para llegar a acuerdos”. 

La mayoría de las relaciones de amistad y amorosas terminan porque siempre se supone, en lugar de hablar y platicar de frente, en la comunicación está la clave. 

Un ejemplo muy claro que sucede ahora en redes sociales, es que un mensaje, se puede interpretar de una y mil maneras. Nos ha pasado o tal vez conozcamos a alguien que se atribuyó una indirecta que no iba dirigida hacia él o ella. Sin embargo. se sintió identificada y tuvo un problema con quien hizo el comentario o simplemente marcó su distancia. Esto puede trascender aún más, si la persona ofendida no se atreve a expresar su molestia, impide que se solucione el mal entendido. Es de vital importancia expresar nuestros sentimientos y deseos de frente, de manera clara y oportuna”, resaltó. 

La psicóloga recomienda leer las gesticulaciones y expresiones corporales para entender cómo se siente la otra persona, así como establecer límites, pues las relaciones no deben invadir su autoestima, valores e integridad.  

La relación comienza primero conociéndote tú y luego conociendo a los demás. El autoconocimiento es el comienzo de un final feliz”, concluyó. 

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