Hay varias cosas más importantes que la inteligencia, una de ellas es la voluntad.

Si el microcosmos se comporta de manera distinta al ser observado; por ley de correspondencia nosotros también, esto de manera inconsciente.

A través de diversos experimentos, como el de la doble rendija de Young, se ha demostrado que los pequeños corpúsculos o partículas, al ser observados, tienden a crear un comportamiento predecible, a diferencia de cuando se desarrollan libremente; como si tuvieran consciencia de que están siendo percibidos.

¿Cómo afecta esto al ser humano? Es bajo el mismo mecanismo pero a gran escala que los grandes medios de comunicación y regímenes totalitarios han controlado y predicho el comportamiento humano, y el capitalismo no se queda atrás.

Esto expone Chomsky desde otra perspectiva: llama a este fenómeno la “oposición controlada”. A este respecto pongamos por caso las redes sociales, donde las personas se enfrascan en airados debates bajo la impresión de estar ejerciendo su libertad de expresión con el más amplio criterio de libre pensamiento, sin notar que los mismos medios digitales son una burbuja que constriñe enormemente los límites del pensamiento; no solo lo aceptable (lo políticamente correcto) sino lo pensable, pues “el medio es el mensaje”.

“El Big Brother”

Al exponer nuestros deseos y pensamientos, estamos regalando las llaves del control de nuestra identidad. No solo es grave que al tener una conversación sobre llantas, a los minutos en tus redes se publiciten las llantas que tanto buscabas; sino que con la misma fórmula y causa, el efecto sea la predisposición y control de tu vida, por miedo de tus miedos y añoranzas. “El ojo que todo lo veo”, “el Big Brother”, más presente que nunca.

Otro experimento desde la perspectiva cuántica, es el de las partículas separadas del danés Niels Boher, con el que refutó la teoría de “realismo local” de Einstein, cuya premisa era que si se conocen todas las variables de un sistema y sin que haya influencias externas, se puede conocer el comportamiento de cualquier partícula. Niels, y posteriormente John Bell, demostraron que esto no era así.

El experimento, intentando resumir, constó en separar una partícula en dos y colocar las dos partes a miles de kilómetros de distancia. Al influenciar o ejercer una acción sobre alguna de las partes, al instante, la parte de la partícula que estaba en el otro lado del planeta reaccionaba al estímulo, como si no hubiera espacio y tiempo que las separara. Este estudio se terminó de comprobar en el año 2016, cuando fue realizado con la ayuda de cien mil personas de todo el mundo. (Aún se estudian diferentes efectos).

También se puede buscar la paradoja de Wigner, y su posterior comprobación por Massimiliano Proietti; en el que los resultados en pocas palabras arrojan que la realidad objetiva no existe; los observadores experimentan realidades diferentes y en aparente conflicto. 

El mundo es alterado por el observador, “nada es lo que parece”, las múltiples realidades coexisten, de alguna manera interconectadas. Así que, mejor no tomar este viaje tan en serio y coexistir. En pocas palabras; no la hagamos tanto de pedo.

¿A qué voy con todo esto? 

Se demuestra de manera poco poética como les gusta a los hombres de razón y de hechos, que, de alguna manera, todo está imperturbablemente conectado, lo que le da sentido al efecto causado por el solo hecho de observar al aparente ser externo a ti, y a las milenarias enseñanzas: “cualquier cosa que te haga, me la estoy haciendo a mí”, “¡todos somos uno!”.

La única manera de cambiar el mundo es siendo el cambio que se busca, y si no quieres perturbar, cierra los ojos.

Decía Cabral: lo que a mí me pasa le está sucediendo al mundo, única razón y causa.

MCMH

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