Con 18 años de servir a pacientes guanajuatenses, María Luisa Rangel, enfermera del CAISES Pardo, está satisfecha de la carrera que escogió y principalmente, de ayudar a las personas que diario necesitan de su servicio.
Egresada de la Universidad de Guanajuato, María Luisa recuerda que desde niña le interesó ayudar a los demás, como cuando su hermana se caía y ella le ponía un trozo de tela en la herida para simular la curación.
“Yo veía que mi hermana se caía y yo decía que la iba a curar, mi papá decía que quería que estudiáramos algo” rememora la enfermera, quien ostenta el título de Licenciada en Enfermería y Obstetricia, también refiere que una de sus inspiraciones fue una prima que también era enfermera.
María Luisa dice que las personas de las comunidades son muy agradecidas ya que valoran el servicio que se les lleva a sus domicilios, “con lo que tengan te agradecen, sea un taco, una sonrisa, aunque no tengan nada”, recordó la enfermera.
La entrevistada señaló que no ha tenido problemas con sus pacientes, porque siempre trata de darles un buen servicio, incluso a quienes llegan de mal humor o son difíciles de tratar y dice una frase “uno trata como le gustaría que lo traten”.
“Yo aquí en mi trabajo doy el cien por ciento, pero saliendo, con mi familia también les presto atención porque los necesitan, no soy de la idea de buscar varios trabajos”, expresa Maria Luisa, cuando se le pregunta si ha logrado equilibrar su vida personal con la profesión.
La pequeña oficina en la que María Luisa atiende a sus pacientes, tiene de fondo una pintura que un paciente le regaló hace tiempo por el servicio recibido.
Ella comentó que algunos pacientes solamente quieren ser escuchados, independientemente del padecimiento físico que lleven, algunos se van agradecidos por la sonrisa o el buen trato.
Para finalizar, la enfermera, perteneciente a la plantilla de la Secretaría de Salud de Guanajuato, dice que ha aprendido a vivir cada día como si fuera el último, a raíz de la pérdida de algunos seres queridos en los últimos años y de la experiencia adquirida en su profesión.
“Siempre hay que despedirse cada que sale uno de la casa, tratar de no estar enojado con los compañeros de trabajo, porque uno no sabe si realmente es el último día que uno está vivo, por eso doy lo mejor de mi cada día”, concluyó María Luisa.
