La Orquesta Nacional de España triunfó en Guanajuato con la interpretación de ‘Los trabajos de Persiles y Sigismunda’, que compuso Jimmy López con motivo de la celebración del IV centenario de la muerte de Miguel de Cervantes Saavedra.
El Teatro Juárez fue el escenario que recibió a la Orquesta que se fundó en 1937 durante la guerra civil española y que actualmente tiene su sede en el Auditorio Nacional de Música.
La primera obra en ser ejecutada fue ‘Obertura de Don Quijote en las bodas de Camacho’ de Saverio Mercadante, estrenada en el Teatro Principal de Cádiz, el 10 de febrero de 1830.
Siguió ‘Noche en los jardines de España’, para piano y orquesta de Manuel de Falla, que contó con la participación del pianista Javier Perianes. Esta obra escrita entre 1911 y 1915 está inspirada evidentemente en la guitarra y se divide en tres movimientos. En el tercer movimiento titulado ‘En los jardines de la sierra de Córdoba’, brilló toda la orquesta como en una noche de fuegos artificiales.
Los aplausos no se hicieron esperar por parte del auditorio, tanto para la orquesta como para el pianista, quien enseguida regresó al instrumento de teclas para obsequiarle al público un poco más de su talento con ‘Nocturno’ de Frédéric Chopin.
Sinfonía a cuatro movimientos
Después del intermedio inició la ejecución de la sinfonía de cuatro movimientos que corresponden a los cuatro libros que conforman la novela, en ella el compositor se aventura a regiones que antes yacían inexploradas; en el segundo movimiento es calmo de carácter, en el tercero se denota su festividad y latinoamericano carácter, y en la última son citados todos los movimientos anteriores.
Una ola de aplausos recorrió el recinto desde la primera sala hasta el último palco, tal emotividad por parte del público hizo que la orquesta dirigida por David Afkham interpretara dos piezas más.
Cerró su actuación en el Festival Internacional Cervantino con ‘La marcha de los toreros’, de la ópera Carmen del compositor Georges Bizet, donde no bastó el aplauso, varios se levantaron de sus asientos y entre palmadas de manos se escuchó: ¡bravo! ¡bravo! ¡bravo!
