En una gran fiesta del bosque en honor al sabio y viejo búho, se encontraron las dos amigas liebres, se saludaron y se abrazaron. Una de ellas era astuta pero de nobles sentimientos: la otra ladina, aprovechada y mentirosa.
Se pusieron a comentar acerca de la fiesta: que si Don Venado no le había sacado lustre a sus patas, que Doña Coneja traía un sombrero anticuado, que si se rumoraba que el banquete iba a ser muy pobre…Todo esto lo decía la liebre mentirosa y chismosa. La liebre astuta, pero buena, escuchaba con calma y pensaba cómo podía darle una lección a su parlanchina amiga. La liebre chismosa le dijo entonces: 
-Ay amiga, ¡qué mal arreglada veniste a la fiesta! Te ves más vieja y acabada…Chulita. 
La liebre astuta se rio e ideó  algo. Le dijo a la mentirosa: Mira, vamos allá. Me dijeron que trajeron algo muy grande para el señor búho y la condujo a un lugar en el que estaba un gran espejo. Y le dijo la liebre buena:
-Mira ¿Ves lo que es?
La mentirosa y poco honesta le dijo “No, no veo nada”. Entonces la liebre astuta le replicó:
 -Fíjate, Fíjate bien.
-Ah, sí –dijo la chismosa –ya veo, ya veo. Veo otra liebre amiguita pero ¡Ahh, qué facha de la tipa! Está mal arreglada, sucia, con el sombrero cueco y las medias torcidas. Ah, mira, se le está acercando un conejo que le roba de sus lentes unos lentes, ¡y la muy tonta ni cuenta se da!…¡Qué barbaridad! Yo nunca andaría así ni me dejaría que me hicieran eso.
Don búho, el festejado, se carcajeó y le preguntó a la parlanchina mentirosa:
-¿No sabes lo que es un espejo?
La liebre mala contestó que no. 
-Los espejos son como eso de cristal que está frente a ti. Reflejan nuestra imagen y las cosas cercanas que nos rodean. Eso que has visto eres tú y lo que te pasó.
-No, no puede ser ¡Nooo!! –replicó la mentirosa y avergonzada liebre. Y luego se alejó llorando.
-El señor búho felicitó a la liebre astuta y buena y le dijo:
La paciencia, la verdad y la honestidad son grandes valores en la vida y tú los tienes. Te premiaré con el laurel de la verdad y la honestidad. En cuanto a esta parlanchina ¡ya recibió su lección! Ahora –le dijo a la liebre buena –ayúdame a encontrar al conejo deshonesto y sinvergüenza para darle su castigo ¿qué le haremos?
Y ella contestó: ¡Ponerlo frente al espejo!
La Dra. Elisa Larios Monroy es académica asociada en la Academia Guanajuatense de Literatura Moderna. Si tú escribes o eres historiador la Academia es para ti. 

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